Uno de los elementos positivos de la tradición de nuestros gobiernos locales, es que los municipios tienen sus propios ingresos, aparte de la asignación del Estado central. El más importante de ellos el llamado “impuesto predial”, una contribución que la ciudadanía paga de acuerdo con el valor de sus propiedades que consta en el avalúo respectivo. Este ingreso, en algunos casos, corresponde a un alto porcentaje de presupuestos de los municipios. En otros casos, sin embargo, no significan mucho, ya que dependen hasta en alrededor de un 90% de asignaciones fiscales.
Hasta no hace mucho, los avalúos municipales de los inmuebles eran muy bajos. A veces ridículos.
Esto, además de ser injusto, privaba a los municipios de recursos y hasta propiciaba que las compraventas de inmuebles pagaran muy poco impuesto, cuyo mínimo se calcula a base del avalúo municipal.
Por ello, el esfuerzo de estas últimas dos décadas por mejorar los catastros municipales, por establecer avalúos reales, ha sido positivo. Pero, al parecer, la aplicación de los nuevos sistemas puede llevar a situaciones injustas que perjudican a la ciudadanía y afectan a la vida económica de las ciudades.
En este año, en varios municipios se han dado alzas desmedidas del impuesto predial. En Quito, por ejemplo, los medios de comunicación traen situaciones escandalosas. Por mi parte, conozco al menos siete casos en que el alza es de un 300% respecto del año anterior. En uno de ellos, el avalúo del predio, que era bajo y pudo elevarse un 30% o 40%, se ha subido a una cantidad inverosímil. Esto implica que el impuesto que debe pagarse es desproporcionado y que, en caso de venta, jamás se obtendrá el monto del avalúo.
Tal parece que se considera que la subida de los avalúos e impuestos es un mecanismo para elevar las contribuciones sin cambiar la ley.
Ese puede ser un error. Pero, por lo que se ve, se ha repetido en demasiados casos. Antes estaba mal que los avalúos fueran muy bajos. Ahora, triplicarlos sin más, también está mal. No se puede pagar impuesto predial por un valor que un bien no tiene y que es mucho más alto que el del mercado. Además de tener que pagar una cantidad excesiva, también el cobro de impuestos a las transacciones será injusto, porque, aunque el monto de la venta fuera menor, hay que pagar a base del avalúo.
El alcalde Quito, ante la protesta masiva, ha anunciado un mecanismo de revisión. Pero aún no se conoce el procedimiento que deberá seguirse en cada caso, para solicitar revisión. Si no se puede presentar casos concretos, no habrá soluciones reales. Además, conocida la lentitud municipal, es de temerse que sus resultados se conozcan tarde, mal o nunca. Las circunstancias exigen que se arregle rápido este “impuestazo municipal” desproporcionado. Quien da pronto, da dos veces.