Sí, el Ecuador tal cual está hoy es impresentable. Amigos del extranjero preguntan si todavía sigue siendo Vicepresidente un señor que está preso y sentenciado por ser la cabeza de una presunta (todavía no hay sentencia definitiva) banda de corruptos. Y con una vergüenza infinita tengo que contestar que sí, que sigue ostentado ese alto puesto de representación popular.
Siento, seguramente igual que los ecuatorianos de los años 40, cuando en el marco humillante de la firma del Protocolo de Río de Janeiro, luego de nuestra derrota militar contra el Perú, se regó en círculos nacionales el decir de un canciller brasileño. Dicen que dijo, (ese es el mito), que el Ecuador para reclamar con más fuerza, “primero tiene que ser país”, “sean país primero”. Entonces, a más de quedarnos sin la mitad de territorio, nos enrostraron una probable dolorosa verdad.
Hoy siento que no somos país, que somos cualquier cosa, por obra y gracia de un personaje que por dignidad debería renunciar, y de un partido político, Alianza País (AP) y del mesías, que creen todavía que el Ecuador es su hacienda, su propiedad, por lo que con desparpajo y cinismo, con leguleyadas, bloquean a una desdibujada Asamblea para que no realice el respectivo juicio político a este alto funcionario reo de la justicia.
Señores y, sobre todo, señoras de AP, ¡Qué les pasa! Ustedes no son el Estado. Ustedes fueron electas representantes de unos ciudadanos que sin lugar a dudas hoy, en buena mayoría, las están rechazando.
Sin embargo de todo, esta semana con la sentencia al Vicepresidente, el 80% del Ecuador se vio dignificado. Se está retomando confianza en el Estado, en la justicia, incluso en la Fiscalía.
Este proceso también deja otras cosas positivas. El país no solo tiene rufianes de alto calibre, también dispone de gente buena e inteligente, que para superar el pantano levantan liderazgos limpios y valientes. Todo mundo ha puesto su mirada en César Montúfar, que desde condiciones difíciles, se jugó y enfrentó a poderosas maquinarias, que muchos otros políticos, por comprensible miedo, no las enfrentaron de manera tan temeraria como Montúfar, y el grupo de abogados, guiados por Julio César Sarango, que trabajaron desde el voluntariado. ¡Gracias!
Empero, Montufar nos alerta desde su muro de Facebook: “Debemos entender que esta sentencia en contra de Jorge Glas es solo un inicio y que sigue siendo muy poco en relación a los delitos que cometieron quienes conformaron esta organización delincuencial que se tomó una parte del Estado ecuatoriano. Falta aún que se procese y juzgue a todos los responsables de los delitos cometidos en la última década….” Esta lucha de todos, no es solo por hacer justicia y ver presos a los pillos, sino por recuperar la democracia, dejar de ser hacienda y volver a ser país.