La conflictiva situación que vive el pueblo ecuatoriano obliga a repasar la historia a fin de extraer experiencias o calmantes que pudieran ser útiles en el campo político. Para aterrizar la duda y estimular el desafío se pueden señalar tres casos imposibles que, a pesar de su naturaleza, deben ser un reto para el próximo gobierno. El análisis es preelectoral y está fundamentado en sondeos y en apreciaciones coyunturales y subjetivas.
Después de la posesión se elaboran tres ejemplos como posibles, no probables: 1.- Que se rompa después del triunfo el pacto político entre PSC- C REO, o mejor dicho entre Jaime Nebot y Guillermo Lasso. 2- En el caso de que el triunfo corresponda a Andrés Arauz, que, desde el inicio de su gestión, impida que el ex mandatario Rafael Correa llegue al Ecuador, salvo para cumplir las condenas que se han producido en su contra y 3.- Que el nuevo presidente proponga una consulta popular exclusivamente para que el pueblo decida si el voto debe ser optativo u obligatorio. En el primer caso un rompimiento o plena libertad para actuar sin ningún compromiso se justificaría pues ya se habría consumado el objetivo que era llegar a la Presidencia de la República. Respecto al parlamento no se acordó pacto alguno; es más, desafiaron la paciencia del electorado y fueron por vía separada. Ni siquiera tomaron en cuenta el cambio de método de asignación de escaños, pues el D’ Hond sustituyó al de Webster. El costo será pagado en partes iguales. Los yerros en política corresponden al genérico “lapsus brutus”
El segundo es más difícil, pero indispensable para la estabilidad política. Si gana Andrés Arauz debe agradecer al ex presidente Rafael Correa por su inspiración y al mismo tiempo comprometerse como primer mandatario de la República a no favorecer ni patrocinar su presencia en el país. En América Latina se debe superar esa tendencia que tanto daño ha causado: “Cámpora a la presidencia, Perón al poder”. Por eso se deberá reconocer el cambio radical del gobierno de Lenin Moreno que logró superar el maleficio del chavismo. En el país, en este campo existe una inmensa tarea para establecer una izquierda ideológica y seria, incluso hasta populista pero no fascista.
El tercer caso implica una reforma constitucional pero indispensable. Puede ser una de las pocas salidas para superar al clientelismo. De aprobarse ya no serán necesarios los votos indiferentes de los que no quieren o no les interesa votar, pero están obligados a presentarse en las urnas.
Frente a la desesperación de las horas presentes hay que rescatar la esperanza en un futuro diferente. Por eso, nunca olvidar las eufóricas expresiones de un personaje que ante el pavor que cundía en su pueblo dijo “lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con creciente confianza y creciente fuerza en el aire… lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles”…