Así parece. Al que quiere hacer las cosas con rectitud, las trabas y formalidades lo asfixian. Para lo ilícito, por padrinazgos, por compartir ‘beneficios’, a veces tajadas importantes, otras solo migajas, o por miedo, o por lo que sea, todo funciona.
Cuando Lula y Chávez promovían a Odebrecht, el año 2008, y Correa, por los severos daños en la Central Hidroeléctrica San Francisco, decidió que salga del Ecuador, los dos primeros le presionaron para que reinicie relaciones con Odebrecht, y esta empresa retornó a multiplicar negocios y contactos en el Ecuador, también hizo de menores cuantías. El Fondo del Seguro de Cesantía de la Policía Nacional, en octubre del 2011 invirtió en bonos de Odebrecht, cuyo único vencimiento de capital estaba fijado para el 15 de septiembre del 2049, tiempo ya de nietos y bisnietos, pagando migajas de intereses –menos que colocaciones financieras en el Ecuador a un año plazo- que ya no se reciben desde el 2018.
Semanas atrás saltó el tema de las inversiones del Instituto de Seguridad Social de la Policía, Isspol, cuyo manejo en el correato, por cientos de millones de dólares, se le confió al señor Chérrez Miño, que actúa por intermedio de membretes societarios de paraísos tributarios, quien entre cínico y prepotente, días atrás, declaró a Mónica Almeida de El Universo ser “el único” y “el mejor”, manejando “estructuras de bonos globales”, para el Isspol, camino a una pavorosa iliquidez. No se le conoce otro cliente.
También podría citarse casos en contratación pública. Y hay auspicios tácitos, desde espacios de poder, como aquel de ilegalmente retardar elevar al Portal, por varios días, resoluciones en las que ilícitamente se inserta la frase “para vigencia inmediata” u otra similar, afectando a la publicidad del proceso.
Una sociedad oferta realizar “presiones” para negocios con el sector público. ¿Qué querrá decir?
En materia de representación legal de sociedades, se han organizado marañas, para eludir responsabilidades solidarias laborales y otras, también con representaciones legales colectivas de 10, 15, 20 personas, entre principales y alternas, la mayoría solo subalternas, para que sea muy difícil citarlas en caso de demandas. Los de la foto en las memorias impresas –alguno hasta firmando informe de administración, que aparece en el Portal de la Superintendencia, sin nombramiento inscrito- sólo son para la foto.
En un banco que quebró a fines del siglo XX, uno de sus “ejecutivos” admitió que nunca hacían arqueos, aun cuando informaban de sus supuestos resultados, solo para cumplir con los formularios, ante el miedo de descubrir faltantes y falsificaciones. Me preocupa que algo parecido pueda pasar en las entidades de control: Temor que paraliza.