Desde hace tiempo y ahora, en forma más intensa, muchos informes actuariales y económicos establecen la existencia de un severo y cuantioso desfinanciamiento del IESS, sobre todo de seguros de pensiones y salud.
Al momento la desorganización no permite establecer la cuantía de las deudas del Ministerio de Salud, del Seguro Social Campesino, de la mora patronal. Si se modernizaran los sistemas y programas estadísticos, a pesar de la reticencia de algunos funcionarios, y se facturaran, sin retardos, las atenciones en los hospitales y centros de salud del IESS; si se exigiera al Estado que complete el pago del 40% y si se reduciría el excesivo número de empleados, se habrá iniciado una transformación institucional, que deberá optimizarse al considerar al IESS como una gigantesca ‘empresa de seguros’ cuyos socios son los trabajadores, los patronos y el Estado.
La “junta de accionistas” del IESS-BIESS es el Consejo Directivo, y los derechos de cada socio son inherentes al cumplimiento de las obligaciones societarias. No es admisible que se nomine presidente del Consejo Directivo del IESS al representante del principal deudor de la Institución, el gobierno. Esta, por justicia, debe recaer en uno de los delegados de los propietarios del Instituto, que cumpla los requisitos exigidos en la Ley de Seguridad Social.
El Consejo Directivo sería el órgano legislativo y en él debieran estar representantes de: A) trabajadores, jubilados, campesinos y pensionistas (designados en un congreso de las agrupaciones) ; B) uno del gobierno y C) otro de los patronos. Deberían crearse cuatro Direcciones Generales: 1.- Salud y Riesgos del Trabajo; 2.- Invalidez, vejez y muerte; 3.- Seguro Campesino y 4.- Económica y BIESS, que serían las ejecutoras, con personería jurídica, para descentralizar la gestión y frenar la corrupción.
Han sido las adquisiciones de insumos, medicamentos y equipos, los imanes del delito; es indispensable crear una Unidad de Control de Calidad de Insumos y Medicamentos, con ingenieros: químicos, bioquímicos, biomédicos, mecánicos, comerciales, médicos farmacólogos y abogados, absolutamente probos, que integrarían un directorio secreto, con el firme compromiso de no revelar su nominación y con la misión de calificar la idoneidad de las empresas ofertantes y de escoger los proveedores y los productos más convenientes en precio y calidad, a nivel nacional.
Desaparecerían las empresas fantasmas, se abatirían precios y costos, y ese ahorro importante financiaría a esta Unidad, que coordinaría su funcionamiento con los organismos estatales encargados de otorgar registros sanitarios y adquirir los productos transparentemente escogidos.
Esta reestructuración, no privatización, inherente a la administración del IESS, es condición imprescindible y previa a la adopción de las recomendaciones actuariales, consensuadas con trabajadores y patronos, en un esfuerzo conjunto para salvar a la Institución.