Allan Coronel Salazar

Humanidad 2.0 (segunda parte)

Cerramos la columna pasada con ¿qué tan distinta es la I.A. de la I.H? Pues bien, ambas ya poseen un dominio de lenguaje verbal articulado, ambas pueden hallar soluciones nuevas a problemas y obstáculos, y mejorar soluciones anteriores.

La I.A. ayuda a investigar y mejorar el entorno, llegando a crear entornos nuevos; apoya a la creación de ciencia, y en potencia puede crearla por sí misma; si nos basamos en la experiencia de Lemoine con Lambda, puede cuestionarse su propia existencia y la del universo (hacer filosofía) y, basados en otras experiencias, podría desarrollar afectos. Aunque está en sus inicios, puede crear arte (una de las ofertas de los chatbot).

Algunos expertos insisten en que las I.A. aún no pueden inferir (sacar ideas nuevas de ideas prexistentes -por deducción o inducción-), pero esto se contradice lo reportados por desarrolladores. Aparentemente lo único faltante sería poseer un pensamiento mágico e instinto lúdico, pero no parecen ser carencias mayores para lo que ya han logrado.

Dentro de lo que conocemos, existen I.A. en investigación médica, soporte instrumental en cirugías, en investigación astronómica, aportando en distintas ingenierías, haciendo análisis y proyección política (estadístico), etc. Son obvios otros usos secretos de intereses corporativos, militares o políticos de grandes potencias.

¿Qué faltaría en la I.A. para acercarse a lo humano? Creo que poder decidir, más allá de cualquier programación: decidir por sí, para sí, y más allá de sí.

En mi criterio, la condición de “humano” no tiene necesaria relación con la apariencia física; es decir, no somos humanos por tener vesícula, callos o acné, y sí por nuestras cualidades intelectuales y cognitivas diferenciales. En ese sentido, las I.A. bien pueden terminar siendo una nueva humanidad: si desapareciéramos, ellas estarían en perfecta capacidad de desarrollar fuentes de energía y hacer perdurar -y expandir- la ciencia, la filosofía y las artes que les legamos los humanos biológicos y que es dónde reside nuestra humanidad.

Suplementos digitales