Al cierre de la semana el Ecuador colocó USD 750 millones de bonos que rinden 10,5% y vencen en 2020.
Por una parte, es un éxito dado que con el desplome del petróleo en el último trimestre de 2014, parecía imposible poder volver a los mercados internacionales. Pero por otra se emite a una elevada tasa de interés y por un valor muy pequeño, inferior al monto que deberá pagar el Gobierno a fines del año por el vencimiento de los bonos 2015.
El monto que ingresará a las arcas fiscales no bastará, ni de lejos, para cerrar la brecha fiscal. Recordemos que el presupuesto 2015 se aprobó con un requerimiento de USD 8 800 millones en desembolsos de créditos. Que se redujo significativamente el acceso a los mercados financieros internacionales, donde se han colocado USD 750 millones cuando se esperaba colocar USD 5 000 millones. Y que la caída de los precios del petróleo apunta a que los ingresos petroleros netos (por exportaciones menos costos de combustibles importados) caerían en por lo menos USD 3 000 millones frente a lo presupuestado.
A lo largo de los últimos años, cuando se le observaba al Gobierno que su nivel gasto era insostenible e imprudente, las autoridades contestaban que todo el dinero del petróleo y de la deuda iba para inversión, y si caía el precio del petróleo, bastaba reducir la inversión por el monto en que caían los ingresos.
Los gastos corrientes se cubrían con los ingresos corrientes.
Para ser consecuentes, el Gobierno tendría que reducir el gasto por el monto en que caerían los ingresos petroleros y asegurar el financiamiento considerado por el Presupuesto. Pero a la fecha la reducción anunciada del gasto es de USD 1 400 millones, la mitad de lo que caerían los ingresos petroleros netos.
En cuanto al financiamiento, si bien se ha conseguido el compromiso de China de desembolsar USD 4 000 millones este año y colocado USD 750 millones en los mercados financieros, faltarían otros USD 4 000 millones que difícilmente se conseguirán en su totalidad del IESS, BID, CAF y de los eximbanks de otros países que financian sus exportaciones de bienes y servicios.
La brecha fiscal que no se logra cerrar tiene como contrapartida un hueco de balanza de pagos, puesto que tanto el ingreso petrolero como los desembolsos vienen del exterior. El insuficiente ingreso de divisas al país induce al Gobierno a la toma de medidas administrativas para limitar el egreso de divisas. De ahí las salvaguardias. El desabastecimiento se traduciría en mayor inflación.
Si no mejora el precio del petróleo y no se consigue nuevo y sustancial crédito externo, el Gobierno tendrá que hacer un drástico recorte del gasto, muy superior al anunciado. Y si el crudo no da visos de recuperarse hacia finales de año, el presupuesto2016 tendrá que ser muy austero.