Desde marzo de 2011, las autoridades de Siria sometieron a decenas de miles de personas a torturas, violaciones y otros abusos sexuales y detenciones ilegales, castigos que en algunos casos llevaron a la muerte, asegura un documento publicado este martes 3 por Human Rights Watch (HRW).
“Creo que solo rascamos la superficie”, dijo a IPS el subdirector de HRW para Medio Oriente y África del norte, Nadim Houry, quien calcula que los detenidos son varios miles”.
El estudio Archipiélagos de tortura: Arrestos arbitrarios y desapariciones forzadas en las prisiones clandestinas de Siria desde marzo de 2011″ se realizó en base a entrevistas a más de 200 personas, tanto expresos como desertores del Ejército sirio y de las agencias de inteligencia, y presenta informes sobre 27 centros de detención. Entre las víctimas hay hombres, mujeres, ancianos y menores.
El documento identifica a las cuatro principales agencias de inteligencia, llamadas “mukhabarat”, como responsables y a cargo de los centros de detención.
Rupert Colville, portavoz de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, dijo: “Hay muchas otras situaciones en las que funcionarios, incluido personal del Ejército y de inteligencia, fueron acusados y condenados por graves violaciones de derechos humanos, como torturas, cuando las circunstancias en el país cambiaron”.
Las personas entrevistadas denuncian varios métodos de tortura, como la aplicación de picana eléctrica, golpizas, simulacro de ejecuciones, exposición al frío y al calor, colgar cabeza abajo a los detenidos u obligarlos a mantenerse despierto por días, y el uso de ácido. Uno de los soldados detenidos en el centro de Latakia describió los tormentos a los que fue sometido: “El guardia trajo dos picanas eléctricas. Puso una en mi boca y otra en mi pie. Luego comenzó a prender y a apagarlas rápidamente. Lo hizo unas siete y ocho veces.
Sentí que era el fin, que no iba a salir de ese lugar”.
Un hombre detenido en el centro de Kafr Souseh relató: “La falta de sueño y los plantones hicieron que la gente comenzara a enloquecerse y a alucinar. Hubo unas cinco o seis personas en mi celda que perdieron la razón”.
Respecto del trato para las víctimas de tortura, Houry señaló: “Varía según las necesidades, y también según el país”.
Houry señaló que la mayoría de las víctimas entrevistadas recibieron atención en los países vecinos. “Es necesario realizarles un mayor seguimiento psicológico. Hay organizaciones no gubernamentales que ofrecen ese servicio”, apuntó.
Desde marzo de 2011, el Centro de Documentación de Violaciones, de Siria, registró los nombres de 575 personas que murieron en esos centros de detención.