Horas de cola

¡Lo logré!, luego de 7 días, 3 horas y 45 minutos, renové mi cédula de ciudadanía. No se me había extraviado, dañado o “rompido”. No, lo hice en un afán de contar con el tan seguro documento de identidad. Reconozco que los empleados de la Dirección del Registro Civil con los que me tocó tratar, fueron educados, agradables y pacientes. ¡Atendieron con sonrisas! Relato el proceso, para que las autoridades vean que si bien se ha modernizado el sistema, todavía falta mucho camino por andar.

Llegué un día de diciembre a las oficinas del Registro Civil. Hice cola donde un empleado nos colocó. Esperamos unos 15 minutos y nos condujeron frente a otro funcionario, quien, llegado mi turno, me preguntó mis nombres. Con esta información me dijo que en mi “hoja índice” no constaban los nombres completos de mis padres ni de mi cónyuge, por lo que debía solicitar las partidas de nacimiento y matrimonio “íntegras”. Argumenté que si no constan los nombres y apellidos completos de mis progenitores ni de mi mujer, no es responsabilidad mía. Ellos debían corregirlas de inmediato y de “oficio”. Mis ideas no valieron. Facilité los datos. El diligente funcionario me informó, entonces, que tenía que regresar en una semana a retirar las nuevas partidas. Este proceso, en este primer día, me tomó más de dos horas.

7 días después acudí al Registro Civil, directamente a la ventanilla 55. Luego de la espera, el funcionario me entregó las partidas (nacimiento y matrimonio), exactamente iguales a como constaban desde que se inscribió mi nacimiento y mi matrimonio… ambos hace “fuuu”. 7 días de espera para encontrarme que no se las había modificado un ápice. Con estos “nuevos” documentos me invitaron a la sección de Rectificaciones, donde las entregué a una señorita, quien no hizo cambio alguno en el sistema. Me dio una orden para cancelar 15 dólares. Con el recibo de pago, me enviaron a esperar a otro funcionario para entregarle el comprobante de pago. Luego de permanecer alrededor de 50 minutos, me volvieron a interrogar sobre los nombres completos de mis padres y cónyuge, lo que había respondido una semana antes.

Revisé la información que constaría en mi cédula, y me dirigí a las ventanillas en que llaman a los que estoicamente han vencido los escollos de obtener un documento de identidad. Luego de la espera, revisé la cédula, y antes de salir del Registro Civil me la pidieron para activar el chip.

El proceso en este segundo día requirió de más de una hora. Le cédula tiene vigencia de 10 años. Cuando se caduque seré de la tercera edad, y espero acordarme la respuesta a la pregunta clave con la que el Registro Civil puede expedir una nueva cédula en caso de su extravío: ¿cuál es el color de su agrado? Contesté, ¡cualquiera, menos el verde agrio!

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