Va dándose lentamente, muy lentamente, la hora de las mujeres en la sociedad ecuatoriana y estoy seguro de que ese fenómeno hará que las cosas mejoren nuestro desolado país. Veamos.
Hace solamente unos días, Rosy Granja se convirtió en la primera oficial mujer instructora de vuelo de las Fuerzas Armadas. Un hito de orgullo para la aviación militar. Ahora no solo es piloto sino instructora y, a la par, madre de familia y esposa.
A fines de marzo, la general Tannya Varela asumió la Comandancia General de la Policía Nacional. También por primera vez en la historia una mujer asume la jefatura máxima de la Policía. Mayor mérito aún haberlo logrado en un ambiente masculino. Una sobresaliente oficial que supo “servir y proteger” en todos los puestos que ocupó hasta alcanzar la máxima posición institucional y hacerlo asimismo en su hogar.
En Cuenca, a fines de enero, se posesionó como rectora, por primera vez en la historia de la Universidad de Cuenca, una mujer, la arquitecta Ma. Augusta Hermida, graduada en la Universidad Politécnica de Cataluña. Mujer de relevantes méritos en campos del pensamiento y la acción y, además, con liderazgo político e institucional. Su vocación de servicio e ideas claras sabrá llevar a universidad de Cuenca a la excelencia académica y al compromiso social.
Diana Salazar, valiente y capaz mujer afrodescendiente dirige con la Fiscalía General del Estado aplicando la ley sin temor en su lucha contra el delito, en especial la corrupción. La FGE es una de las instituciones que ha sacado la cara dentro de este Estado roto para hacer valer la justicia. Claro contraste con otros fiscales generales hombres que no han sabido, querido o podido hacer lo hecho por Diana Salazar.
La incansable promotora de los derechos humanos y de la solidaridad, Karla Morales, demuestra a diario su vocación de servicio y de protección a los marginados. Hace valer su condición de mujer emprendedora y fiable para atender a los pobres en sus carencias. Su lucha contra el covid 19 la ha puesto nuevamente a prueba y lo que ha logrado en dotación de medicinas, alimentos es admirable.
Y en las ciencias, Katya Romoleroux, botánica sabia ha dedicado su vida profesional al estudio de la vegetación del páramo. Incansable, metódica y estudiosa fue, con sobra de méritos, galardonada con el Premio Eugenio Espejo superando a destacados científicos hombres.
Gabriela Alemán, María Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda, entre otras, en las letras, y Gabriela Calvache, en el cine, son nombres más reconocidos internacionalmente que en nuestro propio país, por la calidad de sus obras.
La lista es larga y podemos sentirnos orgullosos. Y mientras hay este surgir de talentosas mujeres vemos con pesar e incredulidad que entre los finalistas para la elección presidencial ninguno de los candidatos incluyó a una mujer como binomio.