Ecuatorianos, chilenos y peruanos siempre supimos que la Declaración sobre Zona Marítima de 1952 y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954 eran tratados para fijar los límites marítimos entre nuestros países sustentados en el paralelo del punto en el que el límite terrestre llega al mar. Ellos conforme al Decreto peruano de 1947 que fijó el paralelo para definir y demarcar sus límites marítimos, y consolidar una posición común sobre la zona marítima de 200 millas de soberanía y jurisdicción.
Así ha sido por más de medio siglo. En enero de 2008 Perú demandó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia, argumentando que los tratados mencionados no son de límites sino pesqueros, agregando que no tuvo otra alternativa, ante la negativa chilena a negociar un nuevo límite marítimo y que no puede ser considerado como un acto inamistoso, atendido que Naciones Unidas estipula que las controversias deben solucionarse de esa manera.
Perú busca establecer un nuevo límite marítimo con Chile distinto del paralelo, que considere una bisectriz del ángulo de la costa. Ingeniosa iniciativa, cuando el límite marítimo entre Perú y Ecuador es el paralelo, al igual entre Ecuador y Perú. Para Ecuador, los tratados del 52 y del 54 siempre se entendieron como aquellos que fijaron su límite marítimo con el Perú. Tan es así, que su Carta Náutica de 2010 se sustenta en ellos explícitamente, y el presidente Rafael Correa señaló que de no aceptarse el contenido y alcances de la misma, acudiría a La Haya haciendo presente su posición histórica. Sabemos que las Notas Reversales intercambiadas el 2 de mayo de 2011 reconocen íntegramente la citada Carta y consiguientemente los aludidos tratados, al punto que la Asamblea no tuvo que aprobarlas, puesto que los tratados del 52 y del 54 ya eran ley en el Ecuador, y no un nuevo tratado de límites.
Ecuador y Chile, siguiendo la senda de 1952, cada vez que se reunieron sus autoridades reiteraron la vigencia, alcances y contenidos de los tratados del 52 y del 54. La última ocasión fue en julio en Santiago, en la III Reunión del Consejo Interministerial Binacional. La fuerza de la palabra dada permanece y la hemos honrado chilenos y ecuatorianos.
En diciembre se realizarán los alegatos orales. Serán días complejos en los que se oirán argumentos duros. El dictamen de la Corte, que es inapelable, se conocerá a mediados del próximo año. Por ello destaco lo expresado por el presidente Ollanta Humala el 28 de julio pasado: “la solución de esta, que es la última controversia pendiente de límites, permitirá fortalecer las relaciones con Chile en sus múltiples dimensiones”. Que así sea.