En el pasado día mundial del medio ambiente, el secretario general de la ONU, António Guterres, dio unas declaraciones alarmantes sobre la inundación de plásticos en los océanos. Mencionó que cada año más de ocho millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, que ninguna parte está intacta, y que habría más micropartículas de plástico en los océanos que estrellas en el universo. En el 2050, de seguir las mismas tendencias, los océanos tendrían más plástico que peces.
La solución está en tomar conciencia global, rechazar como consumidores lo que no se pueda reutilizar, y regular con urgencia. Este mensaje además de promover la aceptación general de la Economía Circular, es un impulso político para que las naciones implementen normas por océanos libres de contaminación no solo de plástico. Además, es una advertencia al sector productivo y sus sistemas de manejo de residuos y reciclaje.
Muchos países han acelerado sus regulaciones para prohibir el plástico en usos puntuales por falta de capacidades de reciclaje. Sobre todo en productos que toma segundos en producirse, pocos minutos en consumirse, y más de 300 años en degradarse.
No se trata de satanizar el plástico, que tiene usos eco eficientes también, sino más bien de orientar correctamente el uso de materiales por sus particulares impactos en la sustentabilidad ambiental del hábitat del ser humano. Ejemplo: las tuberías plásticas. Al contrario de las bolsas, su vida útil puede ir de 20 a 50 años, sin substitutos biodegradables, y dada su contribución a la sociedad tiene un sustento mejor, y aún así buscan mejorar los sistemas de reciclaje al término de su vida útil.
Esto debería hacer reflexionar a inversionistas y productores de cualquier sector industrial, y tomar más en serio la importancia de las tendencias relacionadas al impacto ambiental y social del producto que fabrican. Si no están atentos, o los sistemas de gestión de riesgos no permiten tomar medidas oportunas a pesar de las alertas tempranas, estos deben ser reforzados y priorizados por gerentes, directores y accionistas.
Cuando hemos afirmado que las empresas y sus líderes deben estar atentos a las tendencias, hay que darles relevancia en el efecto que pueden tener estos riesgos en la estrategia, y a través de procesos de innovación tratar de re inventar o reorientar el negocio de manera oportuna.
Existen decenas de industrias que están en el mismo desafío de tener que re inventarse por tendencias ambientales o sociales, y si no se adaptan de manera anticipada solo quedará probar su capacidad de resiliencia. En la era del antropoceno, definido como el impacto del hombre a su propio hábitat, el ser humano está llamado a corregir hábitos de producción y consumo para protegerse a sí mismo.