El hombre libre crea bienestar

Cada cierto tiempo es recomendable buscar un momento para la reflexión. Mirar lo ocurrido. Valorar lo hecho. Reconocer los aciertos. Aceptar los errores y tener afán de enmienda. Es una suerte de catarsis personal que recarga el espíritu. Pero no sólo hay que hacerlo con la mirada concentrada en el individualismo, sino en nuestra trascendencia dentro de la sociedad.

Ahí se verá si la responsabilidad como ciudadanos nos acompañó en los actos. O acaso sólo cuidamos, con lamentable, triste o denigrante egoísmo, lo que nos interesa. Y peor aún, si la mirada se concentró en defender algo, que puede dar un falso estatus, pero que sólo sirve para una transitoria vanidad, cual es valorar todo en función de las disponibilidades del bolsillo.

Y en estos días esa oportunidad de ver con amplitud lo que nos rodea, aparece con mucha claridad. Concluye un nuevo período, con toda su historia y nace nuevamente la esperanza de un futuro que ojalá permita defender aquellos principios que adornan, defienden y reconocen al ser humano como ser inteligente, libre y superior a las demás especies.

El 2014 es historia y deja una estela en la cual convive un mensaje mundial de violencia que ha llegado al salvajismo, bajo la falsa defensa de los preceptos de una religión que sirve de parapeto para encubrir perversos objetivos de poder, con decisiones dramáticamente distintas e inesperadas de convivencia, fin de las exclusiones políticas y rectificación histórica. Y todo enmarcado en un mundo económico que cambia de brújula y pone cada día en mayor ventaja a los virtuosos de la libertad, la investigación, el respeto a los derechos humanos, la creatividad, la democracia y la honestidad.

El mundo de hoy tiene más celulares que seres humanos. Los abonados a Facebook superan la población china. Los ingresos de propaganda en Internet ya son mayores a los de los periódicos, otros impresos y la televisión. La economía china, medida en términos reales (PPP) le igualó a la de EE.UU. Hay más tabletas que computadores. En fin, la lista de transición sigue y ya nadie duda que el centro del poder económico abandonará el Atlántico y será sustituido por el conglomerado de países del Pacífico.

En esta lista de virtuosismo no aparece un solo país en el cual la democracia, los derechos humanos, la economía regulada de mercado, el respeto a la ley y los derechos económicos hayan sido objeto de ataques, de menosprecio. El ser humano amparado en un medio que le asegure una vida confiable, con derechos y obligaciones definidas y respetadas, es el mejor motor de la creación social de bienestar. El Estado es necesario pero no es el fin de la existencia de la sociedad. Es el hombre libre el que crea bienestar.

apachano@elcomercio.org

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