No, este no es un artículo sobre medicina, a pesar de que después de tantos meses de pandemia ya parece que todos somos unos expertos en enfermedades, virus, ADN mensajero, variantes virales y sobre todo, comorbilidades.
No, este es un artículo sobre dos enfermedades que afectan a la economía ecuatoriana que, curiosamente, también nos pueden golpear a los humanos: covid y obesidad.
Porque este momento, nuestra economía está luchando por reactivarse luego del “apagón” del covid. Parecería que se ha reducido la fuerza de la epidemia y que ya se puede ir levantando alguna restricción y eso es una buena noticia para toda la economía, especialmente para los sectores de educación, comida, espectáculos, turismo y diversión, pero también otros sectores como transporte y comercio en general.
Pero claro, recuperarse de ese golpe no es nada fácil y eso lo estamos viendo en los datos de empleo que crecen, pero de poquito en poquito.
El problema es que el congelamiento de la economía causado por la pandemia fue como caer en un hueco profundo y ahora hay que salir del hueco, pero lo tenemos que lograr cargando un peso enorme, el peso de un gobierno impagable.
Y ahí se ve la segunda enfermedad, la obesidad de un Estado que está demasiado gordo porque lo engordamos sin límite entre el 2006 y el 2014 y, aunque algo ha bajado de peso, todavía sigue siendo mucho más caro de lo que podemos de pagar.
Entonces, hay que poner al Estado en dieta y eso tiene una causa clara (el derroche del 2006 al 2014) y dos efectos evidentes: un disgusto social y un freno a la economía. Pero como cualquier dieta que ataque la obesidad, esta es tan importante como incómoda.
La relación entre reducción del gasto público y “disgusto social” es evidente porque más de uno se quedará sin empleo en el sector público y a casi nadie le gusta que se siga reduciendo los subsidios a los combustibles.
El segundo efecto, el freno a la economía al caer el gasto público, también debería ser claro, porque con un gobierno gastando menos, hay menos demanda en la economía en su totalidad y eso va a desembocar en menos ventas de bienes y servicios al sector público y menos compras de parte de los empleados públicos.
Por eso, salir del hueco es tan complicado, porque es como tratar de curarse de las dos enfermedades al mismo tiempo, es como salir del covid mientras se hace una dieta estricta.
Claro que si no nos hubieran engordado tanto en la década del dispendio, no estaríamos gordos y no habría que hacer dieta. O sea, no había que implementar un plan ajuste justo cuando se está en recesión. Por eso es que las economías de países que no enfrentan las dos enfermedades en paralelo, como Colombia o Perú, se van a recuperar más rápido.