A propósito de cumplir el presidente Rafael Correa el cuarto año de gobierno, un análisis bien interesante de EL COMERCIO publicó numerosos datos estadísticos -y un poco complicados- en torno a la idea de que el Mandatario de Alianza País ya es ahora mismo el Presidente que ocupa el décimo lugar en el ‘ranking’ de los que más años han desempeñado el poder.
Pero apenas se compara el número de quienes han desfilado por el llamado Palacio de Carondelet, con el ‘ranking’ donde se ubica Correa, una reflexión mucho más ilustrativa es la de la extrema inestabilidad -‘todo puede ocurrir’- que ha caracterizado la peripecia de nuestra política nacional.
En efecto, es casi interminable la nómina de los mandatarios a cualquier título que se hayan apopiado y, como consecuencia el simple promedio aritmético que vincularía los años de existencia del Ecuador desde que abandonó la Gran Colombia -el 13 de mayo de 1830- y la fecha de ahora, ha sido casi siempre muy exiguo, lo que daría fe de la fugacidad de las sucesivas administraciones.
Y, por cierto eso, sin tomar en cuenta cambios mucho más de fondo en la institucionalidad de Derecho o de hecho, como la diversa amplitud de los períodos, los regímenes no unipersonales sino plurales como el Pentavirato que reemplazó a Ignacio de Veintimilla en 1883, o las Juntas de Gobierno que surgieron de la malograda Revolución Juliana de 1925 y 1926, o las más recientes juntas militares del pleno siglo XX, etc.
Ya en el caso de Correa, otra reflexión profunda es que seguramente no ha habido otro Presidente al que rodearan tantos factores positivos para el éxito de su gestión, como los que se han reunido esta vez, unos por obra del propio liderazgo personal y otros como consecuencia solo de la época o la ‘circunstancia’, según diría Ortega y Gasset.
Entre los primeros constarían la actividad infatigable de Correa, la sumisión absoluta de su propio movimiento político, la superior eficiencia de su equipo de propaganda, el paulatino control de los resortes del poder público, el virtual silencio de lo que se pudo llamar la oposición, etc.
Mientras que de la ‘circunstancia’, brotó la elevación colosal los precios del petróleo -con más lentitud, pero ahora ha retornado la misma tendencia- que se tradujo en ingresos nunca vistos para la Caja Fiscal; de dólares para el comercio exterior y de dólares también para la Reserva Monetaria Internacional.
De ahí que el análisis periodístico jugara con la posibilidad de que se lanzare a la reelección el año 2013, caso en el cual dice que ‘haría historia’. Pero para eso no importan tanto los años, cuanto la calidad del desempeño, siempre que este sea irrevocablemente comprometido con la verdad, el Derecho, la honradez, la justicia y el servicio realmente dirigido hacia los más necesitados.