En algunos países de América Latina la “hipnocracia” está sustituyendo a la libertad de prensa, afirma el uruguayo Sanguinetti, usando una nueva palabra del argentino Grondona cuando “ el mensaje de las alturas repite y domina, domina y repite, ahogando la pluralidad democrática con el discurso único e incontestable”. (Prisma Internacional 121). Así se conceptualiza un fenómeno político vigente en Argentina, Venezuela y Ecuador, que tiene por objeto hipnotizar abusivamente a la población con un bombardeo de ‘spots’ televisivos, radiales y de prensa escrita, para imponer, paulatina y sostenidamente un pensamiento único respecto del proyecto político de su respectivo gobierno. En verdad se está hipnotizando a la gente, se la está fascinando, asombrando todos los días para penetrar en la mente de los ciudadanos e influir así en las decisiones con una orientación predeterminada.
Entonces, esta influencia se convierte en un poder que va creciendo tanto que las acciones fundamentales de estos gobiernos son incontrastables porque para eso se ha hipnotizado a la gente. Mañana será difícil vender tesis distintas, ideas políticas diversas o acciones económicas diferentes, porque la ‘hipnocracia’ ya habrá sido fuente de poder.
En el Ecuador, según Participación Ciudadana, durante los 365 días del año pasado se presentó un ‘spot’ de la Presidencia de la República cada tres horas, obviamente creando imágenes de caudillaje suprainstitucional. Durante este año electoral es previsible que aumente este bombardeo para hipnotizar a la gente a favor del candidato a la reelección presidencial, pues si intenta ganar en la primera vuelta electoral no es previsible que sea austero en los gastos de su propaganda, ya que lo esencial es profundizar su modelo político. Todo esto es posible por la bonanza económica que ha disfrutado el gobierno debido a los altos precios del petróleo y la consecuente recaudación tributaria.
Cómo romper esta subordinación a la manipulación mediáti-ca es la principal tarea de una oposición. Cómo evitar que la transformación mental de los ciudadanos sea en un solo sentido con los dineros de los ecuatorianos, es algo que hay que enfrentar en la campaña electoral.
No solo son las leyes restricti-vas de la propaganda electoral un elemento negativo, sino la fal-ta de recursos financieros para que una oposición democrática inteligente pueda también presentar ‘spots’, cuñas radiales imaginativas y publicaciones de prensa interesantes para el común de los mortales.
Si no se consigue equiparar las oportunidades, la lucha electoral se reducirá a la de un tigre suelto y un asno amarrado.
Por todo esto cabe que haya un solo candidato de centroizquierda, prestigioso, que sea capaz de clasificarse a la segunda vuelta presidencial.