La energía puede producirse por varias vías. Una de ellas, la hidroeléctrica. Es el uso del agua y la gravedad como un motor que mueve turbinas y produce energía y, por su intermedio, electricidad de forma natural y ecológica, así como más barata que aquella que usa derivados del petróleo. La ventura de contar el país con agua en abundancia, por ejemplo aquella que proviene de nuestras montañas, permite al Ecuador contar con nuevas formas de explotar este recurso natural.
La construcción de estas obras, sobre todo aquellas de tamaño significativo, demanda recursos en cantidades importantes que no podrían ser financiados con fondos solo internos. Por esa razón, normalmente se recurre al crédito externo para atender estos proyectos. Estas cualidades de la generación hidroeléctrica podrían ahorrar recursos y producir mayor liquidez que vendría en gran medida del exterior. Y, durante la construcción, abrirían también opciones de empleo. Estos beneficios ayudarían al crecimiento económico y, por esta característica, generarían de forma indirecta empleo. Una vez terminada la obra, las bondades se empezarían a sentir.
Sin embargo, todas estas “maravillas” no reemplazan en absoluto a la política económica. Si bien los beneficios de las hidroeléctricas pueden ser claros, una mala gestión desperdiciaría estos efectos favorables o los mismos se pueden diluir o pueden pasar como desapercibidos.
¿Qué beneficio real me produce una hidroeléctrica si mi negocio no prospera porque el país no crece? ¿Cómo hago para expandir mi empresa si no consigo el financiamiento adecuado a pesar de ser más barata la electricidad? ¿Con base en qué argumentos contrato más trabajadores si no puedo importar lo que requiero por una restricción de importaciones? Los proyectos que desarrolla cualquier gobierno no pueden venir aislados de la política económica aplicada. Son parte de ella.
El Gobierno ha utilizado estas obras como casi la cura de todos los males. Que son el ahorro que nos permite crecer y progresar. Que el crecimiento económico se va a disparar cuando estos proyectos se terminen. Que es la mejor forma de generar empleo. Hay que tamizar estos potenciales beneficios con la realidad.
Son proyectos que, siendo importantes y necesarios, muy probablemente pudieron realizarse con inversión extranjera y deuda de forma combinada. No solo con préstamos externos, que incluso se pudieron contratar en mejores condiciones financieras. Y se potenciarían mucho más en un entorno de estabilidad monetaria y no en la crisis de liquidez que se registra actualmente; serían mayores los beneficios si en general hubiese una mayor inversión privada nacional y extranjera.
Sin orden macroeconómico y sin una eficiente inserción internacional, estos proyectos quedaran subexplotados y sin el potencial que podrían rendir.