El Presidente de la República, Guillermo Lasso, confirmó la semana pasada su decisión de convocar, “sí o sí”, a Consulta Popular, en el transcurso de los tres últimos meses de este año, para que la ciudadanía exprese en las urnas su decisión sobre proyectos de ley que considera de vital importancia para el país y que ha puesto a consideración de la Asamblea Nacional, pero los ha negado e, igualmente, para que se pronuncie -la ciudadanía- sobre otros asuntos trascendentales, como el fortalecimiento del dólar y la eliminación del cuestionado Cpccs.
Entre los proyectos de ley polémicos constan el de Creación de Oportunidades Laborales que, según se dice, aborda el desempleo y no afecta al Código del Trabajo vigente desde 1938, Ley de Libertad de Expresión, reforma de la Ley de Educación Superior, Presupuesto del Estado 2022, etc.
El Primer Mandatario sostiene que ha habido espacio prudencial del Gobierno del Cambio para el diálogo con la Asamblea, pero que ha sido desaprovechado por ciertos grupos, que “han puesto al Ejecutivo contra las cuerdas, por lo que no tiene más opciones que convocar una Consulta Popular” y que “algunos partidos y movimientos que se niegan a tratar los graves problemas nacionales ahora acusan de chantaje”. En cambio, doña Guadalupe Llori, presidenta de la Asamblea, dice que no acepta chantajes de Consulta Popular ni muerte cruzada y que están atentos frente a los intentos de desestabilización institucional.
Lo cierto es que, cuando no han transcurrido aún cuatro meses de existencia de las dos Funciones del Estado, es evidente la discrepancia existente y varios analistas políticos coinciden en que se vislumbra una pugna de poderes, que sería muy perjudicial para el país.
Al mismo tiempo, organizaciones por lo general distantes entre sí, ahora comparten las consabidas formas violentas de protesta contra el Gobierno para exigir respuesta favorable a una mezcolanza de demandas, tales como anulación del acuerdo con el FMI; derogatoria del sistema de bandas para la fijación del precio de los combustibles; incremento de asignaciones para las universidades; cumplimiento de los precios de sustentación del banano, arroz, leche, etc.; y, mientras el miércoles último se efectuaba la segunda marcha capitaneada por el FUT, el Ejecutivo realizaba cambios en su gabinete y anticipaba que habrá otros, a fin de “renovar los perfiles que lideran el proceso de transformación”, según anotó el Secretario de Comunicación de la Presidencia. Cambios entre los cuales esta vez destaca el del Ministro de Agricultura, y que se trata de “una nueva estrategia de gobernabilidad: abrir los diálogos a más organizaciones sociales”, con lo que surge nuevamente la posibilidad de llegar a acuerdos, tarea compleja ya que las dos partes mantienen posiciones irreductibles en determinados puntos, de tal manera que una de las alternativas es la “Consulta Popular sí o sí”…
Pero se dice que nada es imposible en la viña del Señor…