Cuando estamos en plena temporada de precampaña electoral, la candidatura oficialista de Lenin Moreno parece segura, lo mismo que las de Guillermo Lasso y Cynthia Viteri.
Los demás candidatos que con todo derecho se presenten a terciar, hasta ahora parecen ser solamente una especie de curas sueltos sin una iglesia mayor que los cobije.
La división en las candidaturas del centro hacia la derecha parece ser un desacierto que acaso les pase factura y costosa.
Lasso aglutina en torno a su tienda política Creo, a algunos colectivos, especialmente a Compromiso Ecuador y algunas figuras que vienen de otros partidos y movimientos y de un espectro ideológico que es un abanico de no tan fácil definición.
En la Unidad sucede cosa parecida o más dramática. Conformada en principio en torno a Jaime Nebot, el Partido Social Cristiano y su creación: Madera de Guerrero; el Prefecto Paúl Carrasco, y su colectivo Juntos Podemos; y Avanza, de Ramiro González, la llegada reciente de Concertación de César Montúfar parece que desconcertó a algunos de sus seguidores y provoca asperezas por la conformación de listas conjuntas para la Asamblea Nacional que los dirigentes aspiran a liderar.
La idea de ir divididos entre este espectro de la oposición podría fortalecer la candidatura oficialista que se va decantando por Lenin Moreno y al parecer con el vicepresidente Jorge Glas como su compañero de fórmula para contentar al correísmo más duro y pragmático frente al ala que vino de la izquierda que prefiere a Moreno.
En otra vertiente, aunque el Acuerdo Nacional por el Cambio madrugó en lanzar su idea de unión, el madrugón no prospera y la dispersión no cuaja en realidad aún.
Unidad Popular lanzó a Lenin Hurtado como candidato presidencial, lo propio hizo Pachakutik con unas elecciones primarias de las que salió elegida Lourdes Tibán. Un colectivo de intelectuales formuló el nombre del académico socialista Enrique Ayala Mora y Paco Moncayo, también mencionado de modo reiterado, por ahora prefiere la labor de coordinar al colectivo hasta que se logren poner de acuerdo.
Un partido fundamental desde el retorno a los gobiernos civiles como Izquierda Democrática sucumbió al embate de Alianza País y su guerra a la ‘partidocracia’, perdió su personería jurídica y la acaba de recuperar no sin esfuerzo. Muchos de sus cuadros pasaron a colaborar con Rafael Correa y su líder máximo, el presidente Rodrigo Borja, prefirió alejarse de la lucha política dejando un vacío notable durante esta década de concentración de poder y autoritarismo.
La ID recuperó santo y seña de la mano de Wilma Andrade y ahora deshoja margaritas. No saben si proponer candidato propio y joven, regresar a una figura probada como Moncayo o ir en filas con la izquierda. Todo un dilema que habrá que resolver y pronto. Una parte de la ciudadanía espera estar representada en la tendencia y que AP no le arrebate otra vez protagonismo y espacio. Sería lamentable.