La acción de bloquear el acceso al Ecuador de la activista venezolana Lilian Tintori fue la guinda que le faltaba al pastel de la intolerancia.
A la madrugada del miércoles Lilian Tintori llegó a Guayaquil pero no pudo salir del Aeropuerto. Las autoridades le negaron el ingreso y tuvo que tomar otro avión a Miami tras cinco horas de espera.
El argumento del viceministro del Interior fue que la señora Tintori faltó a la Ley de Movilidad ya que no puede realizar acciones de manifiesta índole política.
El caso revive aquel de Manuela Picq, arrastrada durante las protestas sociales por las calles de Quito, la activista, compañera de pareja del dirigente indígena Carlos Pérez, fue deportada.
Lilian Tintori es conocida en todo Occidente, con más fuerza en América Latina por donde ha paseado su bandera de lucha por la libertad de su marido, el ex precandidato presidencial y miembro de la Mesa de Unidad Democrática, Leopoldo López.
López está detenido y sentenciado a 14 años de prisión en Venezuela, luego de su acción de protesta ante el estado de cosas en Venezuela donde el país polarizado y hundido en la violencia y la miseria busca un cambio de cosas por una vía democrática que el chavismo bloqueó.
La causa de López es la causa de la señora Tintori: la libertad de su marido que simboliza, como la realidad de más de cien presos políticos el caótico estado de cosas en la Venezuela del post chavismo.
Es verdad que Lilian Tintori iba a efectuar actividad pública como una reunión con el candidato opositor Guillermo Lasso. El Gobierno, tan laxo, con amigos y personajes cercanos fue riguroso en la aplicación de la ley con la señora Tintori.
Por Quito se pasearon activistas políticos, comandantes guerrilleros se refugiaron en la selva, de modo clandestino sin conocimiento oficial, y muchos otros líderes han dado discursos con toda libertad y hasta abusando de ella en algunas ocasiones.
El Presidente Hugo Chávez vino, participó en la ceremonia de colocación de una primera piedra, dio discursos y ofreció un dinero -que nunca llegó – para la refinería del Pacífico,cuya millonaria explanada preparada a precio colosal por Odebrecht es monumento a las ofertas incumplidas.
En el edificio de Unasur está la estatua de Néstor Kirchner. Los escándalos de corrupción de su familia se ventilan en juzgados de Argentina y su viuda llegó, entró al país como invitada y fue condecorada por la Asamblea Nacional, por supuesto dio discursos y habló de política cuanto quiso.
Por las calles de Quito y las principales ciudades deambulan ciudadanos de muchos países, algunos de ellos no tienen trabajo y otros entraron haciendo uso de la tan cacareada ciudadanía universal. Para ellos no hubo procesos migratorios rigurosos ni cuestionamientos a su historial.
Mientras la señora Tintori es escuchada en el mundo libre el Régimen le niega la entrada. El hecho pasará factura, Tintori ya está aquí aunque no haya podido entrar.