Signado por la crisis política, las complejidades económicas, marcado por la violencia terrorista y la tragedia, el año levantó la imagen internacional de un Ecuador denigrado por la corrupción y el autoritarismo de la década perdida.
Los ataques terroristas de principios de año desnudaron una realidad que todavía no se resuelve y tuvo puntos dramáticos como la muerte de soldados, el secuestro en territorio ecuatoriano y el asesinato del equipo periodístico de EL COMERCIO y de dos civiles y la constatación de que la penetración de las operaciones de narcotráfico no eran casos aislados.
Hace rato, los sistemas de seguridad y justicia y la propia economía, especialmente de las provincias de Esmeraldas y Manabí, se han visto contaminados de operaciones mafiosas y el crimen campea frente a la impotencia.
John Marulanda, ex coronel del Ejército colombiano y experto en seguridad y Defensa, decía a la periodista Andrea Bernal de NTN24 que el 70% de la droga que produce Colombia sale por la zona de Tumaco, que linda con Ecuador. Advertía que la muerte del narcoterrorista responsable de los actos violentos no marca el fin del problema, se producirá un relevo. Algo lógico, dado el volumen multimillonario del negocio siniestro.
Con esta cruz a cuestas, el año político tuvo sacudones difíciles de olvidar. Las grabaciones filtradas del diálogo del compadrito lindo (Carlos Pólit, ex contralor prófugo) y José Serrano arrastraron en el juicio político al primero y a la destitución del segundo de la presidencia de la Asamblea Nacional.
El año, que había comenzado con Jorge Glas defenestrado de la Vicepresidencia y la sentencia pos asociación ilícita que lo tiene en la cárcel, terminó con otro escándalo al saberse de los diezmos que cobraba cuando parlamentaria la vicepresidenta Alejandra Vicuña, quien los justificó diciendo que eran para la actividad política. El descrédito la llevó al abismo y hubo de renunciar, pero el tema de los diezmos parece ser más profundo, generalizado, sistémico se diría. Un modus operandi que habrá de destaparse por higiene nacional.
El telón de fondo de la economía reveló el escenario de una economía ficticia inflada por el derroche y el clientelismo que empezó a revelarse en el final del Gobierno de la Revolución Ciudadana y que destapó la olla de la mesa servida que se caía a pedazos. Los esfuerzos por recomponer las patas de esa mesa, forzar un gasto público más racional, ajustar precios en los combustibles y cubrir la deuda con bonos y más préstamos recién se empieza a decantar y se espera que el Ecuador presente resultados en la comunidad internacional y ésta responda con buenas noticias.
Todo esto, en un nuevo momento donde se rescata una diplomacia abierta, profesional y comprometida con los intereses del país que dejen atrás años de burla y sometimiento a alianzas tenebrosas.