Tras el Informe a la Nación, a mitad del período presidencial de Lenín Moreno, el país atraviesa un extraño letargo sacudido, eso sí, por sismos y terribles asesinatos en las cárceles.
La economía trajo la buena noticia de los nuevos desembolsos de empréstitos. Eso, a despecho de los críticos, obsecuentes oficiantes del anterior régimen, que ocultan o desconocen, deliberadamente los intereses usurarios, y las condiciones leoninas que imperaron en la década( ¿perdida, ganada, robada?).
Sin embargo el camino a seguir con reformas pendientes todavía tiene las expectativas de crecimiento en niveles magros y la reactivación apenas empieza y tardará.
Las claves de los cambios legales pasan por el poder legislativo. Pero en la Asamblea, luego de la renovación de autoridades, la conformación de las comisiones deja que desear. Los acuerdos políticos para completarlas muestran poco interés o falta de consensos suficientes. Los legisladores no parecen tener prisa ni sentido de urgencia. La composición dispersa de los bloques y acaso los cálculos electorales de unas todavía lejanas elecciones presidenciales parecen condicionar este nuevo momento. ¿Y la a economía,? … que espere.
Lo malo de todo es que, claro, la economía está atada a lo social y el empleo es un tema crucial. La falta de trabajo o el empleo informal (parece más sincero el término que el tecnocrático invento del empleo inadecuado) tiene a millones de personas en vilo. La composición de la Población Económicamente Activa refleja un mapa de falta de equidad.
Además, los nuevos profesionales jóvenes no tienen trabajo, reciben ofertas de sueldos magros y sufren frustración.
Las expectativas de crecimiento económico lucen muy modestas.
En el plano político la dispersión de los votos y la diversidad de movimientos y partidos, más allá de los resultados, deja una foto confusa. Por si esto fuera poco varios gobiernos seccionales no pueden terminar de operar, sus autoridades todavía no están proclamadas.
También quedan por definirse apelaciones sobre el nuevo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Cabe recordar que hay una tendencia por el cambio de la norma constitucional, la desaparición del ente o la acotación de funciones.
Si esta pereza política e institucional expresa una travesía lenta, la situación de orden público es muy preocupante.
Por ejemplo los crímenes en las cárceles son atroces – ayer ya hubo seis muertos más – la aplicación del estado de excepción decretado parecería que desnuda la inoperancia de un sistema que ha colapsado. Hay hacinamiento, violencia, mafias que se toman secciones enteras y operan a control remoto a distintas bandas criminales desde el mismo interior de los mal llamados centros de Rehabilitación. Y para colmo, esa exasperante sensación de que las autoridades al mando no se ponen de acuerdo o no saben por donde empezar…