Generalmente al inicio de cualquier administración política, los gobiernos hacen (o al menos deberían hacer) un análisis estratégico de cuáles son las oportunidades que se pueden maximizar para el país en el escenario global y cómo lograrlas. Claramente eso en el Ecuador no ocurrió, porque el entonces presidente electo Lenin Moreno estaba enfocado en verse legítimo después del fiasco electoral con el que fue electo y para colmo, no se le ocurrió mejor idea que proteger aún más a Assange (no se sabe por pedido de quién o con qué propósito) atando de pies y manos a la política exterior del Ecuador en ese momento. Su canciller estaba demasiado preocupada en lo anterior y personalmente en ser elegida para un cargo que no aportaba nada al país, excepto una buena línea a su ambicioso curriculum vitae.
Ese era el momento –maximizando las posibilidades- de escoger a Ivone Baki como embajadora de los Estados Unidos en el escenario de un recién electo Trump. Un presidente agradecidísimo con el Ecuador por proteger a su benefactor Assange, amigo de su amigo Vladimir Putin, y aún sin mayores ideas de qué hacer con el tema comercial, excepto jugar con los aranceles y con mayoría en las dos cámaras del Congreso. Un gobierno bien enfocado en el país y no en sus flaquezas y ambiciones personales le podía sacar una adhesión al tratado firmado y ratificado por Colombia y Perú, con base en los textos que negoció Manuel Chiriboga. Pero no… pudo más la ambición y el cortoplacismo, en otras palabras, María Fernanda Espinosa.
Ahora la apuesta es demasiado arriesgada, si es que no llega a ser un terrible fiasco. Para empezar, la administración Trump ya tiene clarísimo que puede firmar acuerdos comerciales de extorsión (ACE) -no de libre comercio- como lo pueden constatar quienes hayan leído los recientemente firmados con Japón y China. Si tenemos suerte y es un TLC, éste todavía tiene que ser pasado por la Cámara de Representantes. Buena suerte tratando de convencer de ello a un Partido Demócrata herido por todo lo que pasó con el presidente Correa, Assange, etc. En verdad espero equivocarme por el bien del Ecuador y registrar ese 18 de febrero el anuncio de la Casa Blanca de un TLC para el Ecuador y no un ACE, además de un paquete de asistencia internacional de por lo menos un cuarto o medio billón de dólares al año para el país, ya que están tan preocupados por las Galápagos, las drogas y nuestro mar territorial.
Es más, si uno fuera mal pensado diría que Lenin estaba haciendo méritos para agradarle a Trump durante la visita y emitir expresiones xenófobas y discriminatorias contra las mujeres para quedar bien con él. Ojalá no termine todo en una sesión de fotos donde Lenin sólo alcance a pedir algún favor personal post-mandato, mientras el Presidente estadounidense insulta a Nancy Pelosi, y quién sabe más. En cualquier caso, la apuesta es arriesgada porque si Trump no es reelecto, el Ecuador terminará muy mal parado… una vez más.