El afán de consolidar su primacía regional y reafirmarse como actor estratégico global hace que las potencias emergentes combinen hábil y arriesgadamente las ventajas de la posición geográfica relativa propia y la de sus vecinos con la conquista y preservación de mercados que puedan generar dependencia en recursos energéticos.
Europa occidental depende del abastecimiento de gas de la compañía rusa Gazprom que en 2013 exporto, según Bloomberg, 161.5 mil millones de metros cúbicos de gas, equivalente a una cuarta parte de sus necesidades.
El 80% del gas que exporta Rusia pasa por los 38 600 km de gasoductos de Ucrania, aparte de los 4 767 km de oleoductos, de los cuales solo Alemania recibe 1.2 millones de barriles diarios de petróleo.
Así como Rusia es clave en el abastecimiento energético, Ucrania es clave para Rusia por su inmensa red de líneas de transferencia, por lo que ya hubo un conflicto entre Kiev y Moscú en 2006; sin que se reduzca su importancia, al menos mientras entre en funcionamiento el gasoducto Pan Europeo “South Stream”.
La trascendental posición geográfica y la dependencia energética se refuerzan con la única base naval rusa en mar caliente, Sebastopol, para control y proyección naval en los 4 mares, Azov, Negro, Marmara y Mediterráneo.
Otro caso es el de China, que mediante una política exterior trata de asegurar su crecimiento económico y reducir la dependencia.
La tasa del desarrollo mundial promedio, en la última década ha sido de 3.9% mientras que para la RPC, ha sido del 10% en la los últimos 6 años y actualmente es 7.8%; lo cual significa que para incrementar el desarrollo industrial y mantener el incremento del 12.2% en su presupuesto de defensa, requiere asegurar el abastecimiento energético incluyendo el incremento del consumo anual del 5% (480 000 barriles diarios de petróleo). De esta forma se explica por qué desde 2009 invierte USD 40 000 millones en 50 países del mundo.
La mayor presencia militar china, además de su portaviones y cazas furtivos, desarrolla su estrategia naval “Blue Water”, para defensa, supremacía militar en el Asia Pacífico.
La primacía china tiene que ver con la disputa de soberanía del Pacífico meridional desde las islas Diaoyu/Diayotai/Senkaku, Spratly al Sur; las comunicaciones marítimas son su estrategia “collar de perlas” en la mayor ruta de circunnavegación del planeta, para asegurar su aprovisionamiento energético enlazando en secuencia, islas puertos y pasos estratégicos hacia el Océano Índico y el Golfo Pérsico.
El petróleo como recurso de poder favorece liderazgos regionales, para ser copartícipe de zonas de influencia geopolítica, como Petro Caribe, con criterios de solidaridad subregional, que por carecer de bases para sustentar un crecimiento económico, quedan como proyectos clientelares, de sacrificio social y económico nacional como Venezuela.