No, el título de esta columna no es un dogma neoliberal ni una declaración ideológica, sino la realidad de nuestra economía. En el Ecuador, el alto nivel del gasto público del año 2015 fue una de las causas de las recesión. Trágico, pero real.
Para explicar este punto, es necesario ver cómo funciona la economía en nuestro país, el único en el mundo que tiene una economía populista, petrolera y dolarizada y que, por lo tanto, es distinta a los libros de texto.
Cuando un gobierno populista dispara su gasto en un país dolarizado, los efectos son únicos, porque al aumentar los egresos del gobierno lo que se está haciendo es colocar más dinero en manos de los privados y ellos terminan comprando más (o sea, aumenta la demanda).
Así, crece la demanda, pero no la oferta (para que crezca la oferta local habría que tratar amablemente a los inversionistas privados, pero eso es harina de otro costal).
Ante ese desequilibrio entre oferta y demanda, la opción obvia es importar más. Por eso las importaciones del Ecuador crecieron tanto desde el 2007. Si hubiera una moneda propia, podría depreciarse y encarecer lo importado, pero ese no es el caso en nuestro país. Es decir, hay una relación directa entre gasto público e importaciones.
Por eso, las importaciones del Ecuador en el año pasado fueron más altas que las exportaciones y tuvimos un déficit comercial de USD 2 100 millones. Si el gasto público hubiera sido menor, no habríamos tenido ese déficit.
Entonces, el déficit comercial es el resultado del alto nivel de gasto público.
Cuando un país dolarizado tiene un déficit comercial, salen más dólares de los que entran.
¿De dónde salen esos dólares? Pues del lugar donde la gente pone su dinero: de los bancos. Por eso es que en el transcurso del 2015, los depósitos bancarios cayeron USD 2 700 millones.
Entonces, la caída de los depósitos se explica en gran parte por el déficit comercial, que a su vez, es el resultado del nivel de gasto del gobierno.
Cuando los depósitos en el sistema bancario caen, los bancos dejan de dar nuevos préstamos, para así proteger mejor a los depositantes.
Por eso, en el 2015 los créditos bancarios cayeron en USD 1 400 millones.
Entonces, la contracción del crédito es el resultado de la caída de los depósitos, lo que a su vez se debe en gran parte al déficit comercial, que fue causado por el nivel de gasto público.
Y una contracción del crédito afecta toda actividad privada, desacelera la economía y produce una recesión. Ahí la explicación del título del artículo.
Claro que con un petróleo más alto no tendríamos déficit comercial ni ninguno de sus efectos.
El problema es que al precio del crudo no lo podemos controlar, al gasto público sí. Y también podemos pedir que quienes diseñan la política económica entiendan al país un poquito más allá de los libros de texto.