Fujimorismo y corrupción hunden la gobernabilidad

La renuncia de presidente Pedro Pablo Kuczynski a la presidencia de Perú el miércoles 21, tras 20 meses de un gobierno zarandeado por el acoso del fujimorismo y denuncias de corrupción, coloca a este país sudamericano en el camino de la ingobernabilidad.

El abandono del conservador Kuczynski, horas antes de una probable destitución por parte del unicameral Congreso legislativo, y obligó al primer vicepresidente del país, Martín Vizcarra, a retornar con urgencia al país desde Canadá, donde ejercía como embajador, para asumir el cargo de jefe de Estado hasta 2021, como establece la Constitución, ceñirse la banda presidencial se le e investido como nuevo jefe del Estado.

Martín Vizcarra, quien el jueves 22 cumplió 55 años, es ingeniero de profesión. Sin partido propio destaca su gobernación de la región sureña y costera de Moquegua (2011-2014) con un movimiento político independiente.

Electo en la fórmula presidencial de Kuczynski, Vizcarra fue su ministro de Transportes y Comunicaciones durante 10 meses, cuando renunció ante cuestionamientos por el proceso de construcción de un aeropuerto en el sureño y andino departamento de Cusco.

La crisis sumió a la población entre la incertidumbre y la decepción, incrementadas ante sucesivas declaraciones de portavoces del fujimorismo presentándose como adalides de la lucha contra la corrupción.

Alberto Fujimori, quien presidió el país entre 1990 y 2000, buena parte en forma autocrática, fue condenado a 25 años de cárcel por graves y sistemáticos hechos de corrupción y de violación de los derechos humanos. Todos son unos corruptos, nadie se salva acá. Los fujimoristas, los que están en el gobierno solo piensan en sus intereses y no se acuerdan de las necesidades de la gente”, comentó a IPS la docente Tania Vidal, ya jubilada con una pensión mensual equivalente a 240 dólares, mientras repasaba los titulares de los diarios en un puesto de la calle.

Suplementos digitales