En entrevista del diario “El País” a Barack Obama, a propósito de la reciente publicación del primer volumen de sus memorias, el ex presidente rememora un emocionante episodio en el Despacho Oval, que quedó registrado en una fotografía: el mandatario inclina medio cuerpo para posibilitar que un niño afroestadounidense –tal vez de unos cuatro o cinco años- pueda pasar la palma de su mano por el cabello del alto personaje. Contemplan la escena, con una incierta sonrisa, los padres del niño y el hermanito, algunos años mayor, todos vestidos de gala para tan importante encuentro en la Casa Blanca.
Cuenta Obama que el pequeño le dijo que tenía una pregunta: ¿era el pelo del presidente igual al de él?
“Claro, ¿por qué no lo compruebas tú mismo?”, le contestó. El primer mandatario se agachó y el niño le tocó la cabeza. Obama confiesa que la fotografía que captó ese instante es una de sus imágenes preferidas. ¿Por qué? “Porque en ese momento el niño pensó:… este hombre tan importante es como yo”.
Antes de evocar este episodio, Barack Obama recuerda un diálogo con Michelle y su grupo cuando sopesaba participar como candidato presidencial. La reflexión que inclina la balanza hacia el sí tiene una consistencia y profundidad especiales: “Hay una cosa de la que no tengo duda. Sé que el día que levante la mano derecha y jure ser presidente de los Estados Unidos, el mundo empezará a ver este país en una forma diferente. Y sé que todos los niños de América (niños negros, hispanos, niños que no encajan) se verán a sí mismos también de una forma diferente, se expandirán sus horizontes. Solo por eso merece la pena”.
Ciertamente, estaba consciente de que no se terminaría la discriminación. Pero en los dos episodios hay un común denominador: el pedagógico mensaje a todos los niños discriminados acerca del gran horizonte al que tenían derecho a aspirar, el reconocimiento de la igualdad esencial de todos los seres humanos. Y este principio consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos es piedra angular de las democracias. La calidad de estas se halla en relación con la forma como se concreta la igualdad de todos ante la ley.
Obama se declara como un optimista moderado. Los perfiles humanos e intelectuales que evidencia en su entrevista lo pintan como un personaje excepcional. La crítica a los años de gobierno que están por terminar es lapidaria: “Trump ha hecho mucho daño a los Estados Unidos y al resto del mundo”, afirma.
El cambio de la administración estadounidense el próximo enero, a pesar de las dañinas triquiñuelas del presidente Donald Trump para empañar el triunfo de Biden y no admitir la derrota, abren las posibilidades de que vientos renovadores soplen en la Casa Blanca para la democracia en los EE.UU., en la dirección que impulsó Obama.