‘...Flotando por ahí’

La frase es del ‘Corcho’ Cordero, presidente de la Asamblea Nacional. El diccionario de la Academia Española trae la expresión “andar como el corcho sobre el agua”, que flota sin hundirse, con el significado “estar siempre dispuesto a dejarse llevar de la voluntad ajena”.

¡ Qué acertado significado, que grafica el sometimiento de la Constituyente y la Asamblea Nacional, presididas por Cordero, al Presidente de la República y a su escribidor Alexis Mera!

La frase “...flotando por ahí”, Cordero la pronunció respecto del estado que queda el juicio al fiscal Pesántez.

Los encubrimientos de los ilícitos del entorno presidencial fueron decisorios en la imposición de Correa, a favor de Pesántez, así como lo fue la no activación del informe de la Contraloría sobre las graves irregularidades en cuentas y contratos, en la Asamblea de Montecristi, que junto con temor al fiscal de contrarios al Gobierno, generaron ausencias y atrasos inexplicables, cuando entre votos afirmativos para que el caso se conozca en el Pleno, el 27 de abril, y blancos -que se suman a los afirmativos- llegaron a 58 votos, faltando solo cinco votos para decidir el juicio.

La lista de los ausentes y atrasados debe publicarse, porque -con excepciones que pueden haberse dado- los más corresponderán a timoratos con rabo de paja.

No solo flota lo de Pesántez. También la verdad, la honestidad y la ley.

Un caso patético el de las deudas del Gobierno al IESS. Cuando la asambleísta Nivea Vélez denuncia la mora del Estado por las contribuciones obligatorias para las prestaciones del IESS de años anteriores, por USD760 millones, y para enfermedades catastróficas y de jubilados por 400 millones, que además no aparece presupuestado para pagar el 2010, desde el Ejecutivo le contestan con cinismo e insolencia “son subsidios, que no causan interés, se pagarán cuando se pueda, porque el IESS no tiene donde colocar el dinero”.

Es como que se dijera “a caballo regalado no se le mira el diente”, insinuando que las contribuciones obligatorias del Estado al IESS son especies de subsidios regalones. No lo son. Las contribuciones a la seguridad social son imperativas de la Constitución y la ley, en beneficio de trabajadores y jubilados.

Ante lo dicho, sólo emiten un chillido de ratita asustada las autoridades del IESS, el primer prestamista del Estado, en USD 4200 millones de dólares, al 2010, (el 60% de sus colocaciones): “es verdad, ¿pero, qué podemos hacer?”.

Dos cosas deben hacer: no desembolsar más préstamos o inversiones; y, seguir acciones de cobro con embargo de la cuenta del gobierno en el Banco Central.

Lamentablemente, los títeres en el IESS solo son eso y el titiritero es el que ordena no pagar al IESS.

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