El mundo del trabajo se ha flexibilizado en el mundo y ha dejado rezagadas las normas que lo rigen. Como resultado de lo anterior, buena parte de las personas que están dispuestas a trabajar en condiciones más flexibles no pueden hacerlo y deben emplearse en el sector informal, donde los derechos laborales se irrespetan, no se paga el salario básico y no existe seguridad social. Otra parte simplemente está desempleada.
Esta realidad se explica por la combinación de varios factores: la pérdida de competitividad de las empresas nacionales, la escasa inversión en innovación, el poco apoyo para el emprendimiento, la actual crisis económica, los altos costos para contratar o despedir a un trabajador, el clima desfavorable para hacer negocios, etc.
La actualización de las normas laborales puede ayudar a modernizar el mercado laboral, pero esa tarea está pendiente. A finales de este año recién se llevará a cabo una reforma integral del Código del Trabajo, pero en los últimos años se han realizado reformas parches para facilitar la contratación de trabajadores y evitar así un deterioro de los indicadores laborales.
En el 2015 se aprobó Ley Orgánica para la Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo en el Hogar. En marzo del 2016 entró en vigencia la Ley Orgánica para la Promoción del Trabajo Juvenil, Regulación Excepcional de la Jornada de Trabajo, Cesantía y Seguro de Desempleo. También se han emitido acuerdos ministeriales para introducir nuevos modelos contractuales en diferentes sectores. Y pese a todo, el 62% de las personas en edad de trabajar no tiene empleo o está en el subempleo.
La semana pasada, el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios alcanzó un acuerdo para reformar la ley vigente e impulsar el empleo. Tres temas tuvieron consenso: la distribución de la jornada laboral de 40 horas en distintos días de la semana; un contrato especial para nuevos emprendimientos y la eliminación del recargo del 35% en contratos eventuales y ocasionales.
El mérito del acuerdo fue que nació del diálogo entre trabajadores, empresarios y Gobierno. Ahora, la dirigencia sindical está dividida sobre lo acordado y eso se reflejará en el debate del proyecto de Ley de Fomento Productivo 2, que incluirá los temas consensuados en el Consejo de Trabajo.
Pero en la Asamblea es previsible que la reforma sea aprobada. La semana pasada se armó una nueva mayoría con base en ocho puntos programáticos. Uno de ellos incluye una reforma laboral para fortalecer la libertad, el empleo y las oportunidades laborales para jóvenes, adultos mayores, subempleados, informales y mujeres.
Siempre se podrá argumentar que las reformas parche que se vienen aplicando desde el 2015 han flexibilizado las normas laborales, que es cierto, pero ahora hay dos factores que juegan a favor de la reforma laboral. Por un lado, los representantes de los trabajadores en el Consejo de Trabajo apoyan los cambios legales y, por otro, hay los votos en la Asamblea para aprobarla.