Cuenta la leyenda que en el siglo XVIII, cuando la zarina Catalina II de Rusia iba a visitar los pueblos conquistados en Crimea por el mariscal Gregori Potemkin, el militar mandó a construir fachadas de casas a lo largo del camino para que la soberana se impresionase del calibre de la conquista. Similar a lo que pasa en la provincia de Esmeraldas, cuando los turistas que navegan por los ríos ven la fina pantalla de manglares que se dejó en las orillas para que escondan la laceración que hay tierra adentro. Pues bien, existe actualmente el riesgo de que en Europa construyan un Pueblo Potemkin con sus bancos.
En mayo del 2009, la Reserva Federal Americana, comúnmente apodada FED, publicó los resultados del Supervisory Capital Assesment Program, más conocido como la prueba de estrés a bancos. Esto básicamente consiste en idear distintos escenarios de crisis y luego analizar si los bancos serían capaces de sobrevivir tomando en cuenta sus actuales activos.
El problema es que los criterios para determinar el escenario de base y el agravado no fueron suficientemente severos. Es decir que el peor escenario no reflejó ni remotamente las posibles degradaciones que lógicamente pudiesen darse. De esta forma, fue bastante fácil para la mitad bancos pasar la prueba del peor escenario. Más sorprendente es que, según la FED, apenas cuatro meses después ya el resto de los bancos, excepto uno, habían adoptado todas las protecciones necesarias.
Esto más que un estudio acerca de la solidez del sistema, fue una fabulosa operación publicitaria para decir al mundo: “Nuestro sistema bancario puede sobrevivir el peor futuro, ¡inviertan y confíen en él!” Pero el peor futuro es bastante peor que el previsto, como señaló William Black, un ex regulador bancario, “No hay otro propósito (de la prueba) que de engañarnos; de hacernos los idiotas.”
Pues bien, el Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS) ha decido conducir una prueba de estrés a 91 bancos europeos. Pero el peor escenario desestima olímpicamente las pérdidas que los bancos podrían enfrentar sobre la deuda soberana; que es precisamente la amenaza más grave en Europa. Se considera que la pérdida de valor sobre los activos de deuda griega sea de apenas 17% y de 3% para la deuda española.
Sin embargo, actualmente en los mercados que intercambian derivados, sobre el riesgo de default se calcula que la pérdida de valor sea de 60% para la deuda griega y 25% para la española.
Stephen Pope señaló en Forbes que esto es como estar en Alicia en el país de las maravillas. Yo creo que el 23 de julio, día para el que se anunciaron los resultados, se puede esperar que el CEBS regale a los inversores de todo el mundo billetes de primera clase para un bonito Pueblo Potemkin.