Patricia Grogg / Inter Press Service
Al cumplir 90 años, puede que Fidel Castro aún añore pararse en una esquina, un deseo incumplido que en cierta ocasión confesó al fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez. No es posible saberlo, porque los medios oficiales de Cuba raras veces recogen sus recorridos por La Habana.
Cada tanto, alguien cuenta que lo vio pasar o que visitó tal o cual lugar, pero con datos imprecisos o demasiado escasos como para una crónica periodística. Quizás en alguna de esas salidas se detuvo en un cruce de dos calles habaneras por el puro placer de hacer algo que no hizo en más de seis décadas de vida política.
El 19 de abril se le vio emocionado en una de sus escasas apariciones públicas de 2016, cuando en la sesión final del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) habló en lo que tuvo mucho de despedida. “Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala”, dijo, tras recordar la proximidad de su 90 cumpleaños.
La celebración este 13 de agosto de su aniversario ha estado precedida de un vasto despliegue mediático en homenaje al líder de la Revolución Cubana, que comenzó el primero de enero de 1959. Exposiciones fotográficas, lanzamientos de libros, conciertos, mensajes de felicitación en las redes sociales, foros y documentales sobre su vida y obra integran el programa festivo.
“Yo diría que los festejos preparados este año por el cumpleaños del comandante, que siempre fue una fecha destacada, aunque de manera más discreta, son parte de una campaña para reafirmar su figura como principal valor simbólico de la Revolución”, dijo a IPS un antiguo militante comunista que pidió no ser identificado. Esta fuente admitió que en los últimos años “Fidel se ha ido desentendiendo” de asuntos trascendentales. “La visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en marzo pasado, no pareció gustarle mucho y tampoco reformas como la apertura al trabajo privado. Él siempre estuvo en contra del trabajo por cuenta propia”, comentó.