‘Que los medios aclaren lo que inventan. Estoy encantado de estar aquí’ Y de estar vivo”.
De pronto, el cantante mexicano Luis Miguel aparece sonriente en Las Vegas, Estados Unidos.
“Quiero mandar un mensaje bien claro a mis fans: no deben creer nada de lo que oyen y escuchan. La prensa dice tanto de mí que no estoy para salir y aclarar nada”.
Pero lo que “Luismi” no admite es que gracias a la expectativa que hace semanas la prensa rosa creó alrededor de su presunta enfermedad mortal, su nuevo disco, “Luis Miguel”, es hoy uno de los más vendidos en la mayoría de países americanos.
¿Fue una estrategia de mercadeo lanzar el rumor de su enfermedad y posible muerte para recuperar vigencia mediática?
“No voy a explicar nada de eso porque tengo que ser inteligente”, respondió el cantante a la pregunta de un periodista.
¿Qué quiso decir Luis Miguel con “ser inteligente”? ¿Guardar el secreto de las tácticas de sus asesores y relacionistas públicos? ¿Fingir ser víctima de los periodistas para recuperar popularidad entre sus seguidores?
No sé por qué se me ocurre que la conducta “fashion” de Luis Miguel se parece a la del líder cubano Fidel Castro.
“He resucitado”, proclamó hace dos semanas a la directora del periódico mexicano La Jornada.
Y así -sabiendo que lo decía a un influyente rotativo de izquierda- hizo su relanzamiento mediático ante el mundo.
A partir de esa declaración, seguramente pensada con mucho cuidado por sus asesores y relacionistas públicos, Fidel Castro pronunció un discurso de cuatro horas en la Universidad de La Habana y presentó un nuevo libro autobiográfico.
Los réditos políticos y geopolíticos fueron inmediatos.
En América Latina, la izquierda conservadora respiró aliviada porque aún está vivo su símbolo histórico, mientras en Cuba se enviaba al exilio a una decena de opositores y se despedía a medio millón de empleados para que se dedicaran a “emprendimientos privados” (?).
Castro, tan hábil para el manejo retórico, jugó con las palabras en una conversación con dos periodistas estadounidenses de la revista The Atlantic Monthly.
Según la publicación, Fidel dijo textualmente: “El modelo cubano no funciona ni siquiera para los cubanos”.
La frase recorrió el mundo, Castro volvió al primer plano de la información global y luego aseguró que no dijo lo que dijo.
¿Una táctica para recuperar popularidad y volver a la agenda mediática internacional?
Bien hicieron Jeffrey Goldberg y Julia Sweig, los periodistas de Atlantic, al ironizar cuando Fidel negó sus palabras. Lo mismo hizo la prensa rosa con Luismi.
Ante tan inteligentes estrategias de mercadeo mediático, el periodismo hace bien en sonreír.