FF.AA.: ascenso de mediocridad

mrivadeneira@elcomercio.org

De la generación de la victoria militar del Cenepa en el 95 se ha pasado a los hechos vergonzosos del presente. Desaparecieron los líderes que cumplieron páginas brillantes al frente de la guerra con Perú. Hoy se perdió el norte, el liderazgo y la dignidad con la permisividad de mandos que siguen, salvo excepciones, originados en el nefasto correismo, que debilitó e intentó destruir a FF.AA. Eso obliga a una depuración y cambios urgentes, totales y a fondo, no parciales.

Lamentable saber que oficiales y miembros de tropa activos son detenidos y acusados de delincuencia organizada, tráfico de drogas, armas y municiones; secuestros, asaltos, casos que no son aislados. Militares que ingresan nada menos que una tonelada de cocaína a la base aérea en donde antes hubo radares para combatir el narcotráfico. Ya no es solo un problema de seguridad sino de moral.

¿Quiénes son responsables? No solo los detenidos. Según los reglamentos castrenses, un comandante es responsable de lo que pasa o deja de ocurrir en una unidad. ¿Dónde quedó la cadena de mando en una institución piramidal? Aquí caen los de abajo, ¿y los jefes y el trabajo de Inteligencia y Contrainteligencia? Comportamientos inmorales de miembros de las tres ramas, incluso uno del entorno de la seguridad presidencial. Unos han recibido sentencia, otros procesados y otros impunes.

La falta de liderazgo se evidenció en los sucesos iniciales de la frontera norte, sin controles ni coordinación, mientras oficiales de la Policía estaban en contacto desde mucho antes con el “Guacho”. No hubo directiva militar sobre la cual se sustentan los planes, políticas y estrategias tras establecer las hipótesis y escenarios de conflicto y las amenazas.

Frente a esta grave crisis y ante la falta de dignidad para pedir la baja, no se puede políticamente premiar a los responsables, por acción u omisión, en lugar de excluirlos. El liderazgo se enseña con buen ejemplo. Un jefe demuestra sus ejecutorias y no se queda en el edificio de comando. Tampoco se puede hablar solo de valentía y coraje en la formación y disciplina militar sino que son básicos los principios, valores y fortaleza moral, que se han deteriorado. ¿Dónde quedó la jefatura militar? ¿Qué han hecho y cuánto se ha restituido del golpe que diera el correismo al seguro social de FF.AA. o no les importa el futuro?

Entre la situación de la frontera norte y los graves problemas internos, que denigran a una institución respetable, resulta vergonzoso e impresentable ascender a la mediocridad, a quienes pasaron silentes, sin liderazgo y solo con respaldo político. Cambio de palas a cargo de quienes han demostrado el deseo de llegar a un puesto, pero condicionados a hechos que seguramente no están convencidos pero más puede la vanidad que la dignidad.

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