Sí conocía de la Fernando Larenase un cantante llamado (¿o es seudónimo?) Daddy Yankee, nada más que eso, nunca me he interesado por su música porque jamás prestaría atención a un artista que le canta a la gasolina o de cualquier otro que le cante a la mayonesa. Aun así, siempre he respetado a las tendencias y los géneros musicales porque hay público para todo.
El respeto a las ideas ajenas, a las preferencias musicales es algo absolutamente personal; no escribo de física nuclear porque la ignoro por completo. En materia musical de lo único que me he atrevido a opinar es sobre el género clásico o académico, no porque sea un profesional o un experto, simplemente porque considero que es lo único que toca mi corazón, me apasiona, disfruto con muchas sinfonías, con la ópera, especialmente con la de Richard Wagner. Aprecio las composiciones de todos los grandes maestros del repertorio barroco y del clásico.
Es cierto que la polémica no la comenzó Yankee. El director musical dominicano José Antonio Molina aseveró que la música que interpreta el cantante de marras es un veneno que incentiva a la violencia. No tengo idea si esta aseveración está o no comprobada, no obstante, la gasolina sí pudiera ser un veneno porque es tóxica en el caso que la consuma un humano.
Mucho más desconcertante fue la respuesta del cantante de reguetón: “Yo podría decir que la música más peligrosa es la clásica, porque era la preferida de Hitler y Stalin y ellos eliminaron a millones de personas”. Yankee tiene razón sobre las barbaridades que hicieron esos dos tiranos, el uno alemán y el otro georgiano (soviético). Pero mezclar las cosas es burdo porque, con ese razonamiento, si a otro tirano como Mussolini le gustaban las papas fritas entonces toda la humanidad estaba frita porque nadie las debería comer.
Desconozco las cualidades musicales del rey del reguetón, pero aun así agradezco que haya tocado el tema porque no es la primera vez que escucho semejante disparate en el que se mezcla la política o la ideología con la música. Para nadie es desconocido que Hitler asistía con mucha frecuencia a la ópera de Leipzig para oír la música de Wagner quien, desde mi punto de vista, fue el mejor compositor operístico de la humanidad.
Todos sabemos que de tanto repetirse una mentira se convierte en verdad, pero es bueno aclarar que si le buscan el lado reaccionario o derechista a Wagner jamás lo van a encontrar. Todo lo contrario, el músico alemán proclamaba una revolución de la humanidad, el fin de la monarquía, etc. Especialmente en ‘El holandés errante’, ‘Lohengrin’ y en ‘Sigfrido’ el compositor manifestó su anhelo de crear un arte nuevo. Con su música pretendió terminar con el dominio del hombre sobre el hombre y construir sobre nuevos cimientos, no por el placer de destruir, sino para construir la gran revolución del arte.