¿Falta de liderazgo?
Cuando inició sus labores el alcalde Augusto Barrera, el 1 de agosto del 2009, enfatizó que una de sus prioridades será mejorar la movilidad -uno de los mayores problemas de Quito-. Al cumplir dos años en el cargo, afirmó que “el plan vial se ha demorado porque ha estado en etapa de estudio y que el siguiente año se concretarán los intercambiadores y el metro”. Pero pasa el tiempo y aún no hay indicios del comienzo de ninguno de esos trabajos.
Con frecuencia surgen voces de crítica y reclamo a la Municipalidad Metropolitana por su aparente desidia en la solución de los apremiantes problemas de la capital de la República y por la demora en los pocos trabajos que realiza, en contraste con las imponentes y costosas obras que ejecuta el Gobierno Nacional en otras ciudades y regiones del país, que, desde luego, también son necesarias, pero, en algunos casos, menos prioritarias.
Una de las inculpaciones al Cabildo es la falta de liderazgo y decisión para gestionar y, si fuere necesario, exigir al Gobierno de turno -como sí se hacía en la época de la “partidocracia corrupta”- que dé a Quito la atención que tiene derecho, por múltiples razones. Inclusive, hay quienes sostienen que votaron por el actual Alcalde porque creyeron que, dada su afinidad con el Primer Mandatario, tendría apoyo para el eficiente cumplimiento de su compleja tarea, pero que se equivocaron. Como es obvio, los gobernantes tampoco toman ninguna iniciativa en ese sentido, ya que saben del respaldo político incondicional de las autoridades seccionales de esta provincia.
Hay que reconocer que el Gobierno financia la ampliación de un corto tramo de la Panamericana Norte y la construcción de la autopista de acceso al nuevo aeropuerto internacional ubicado en Tababela, vía que comienza en Collas, tiene 9 kilómetros de longitud, incluye un puente atirantado sobre el río Guayllabamba y tiene un costo de 70 millones de dólares. Estará terminada recién en marzo del 2013, esto es medio año después de la probable inauguración del aeropuerto, lo cual ocasionará graves problemas, ya que, como se ha señalado en forma reiterada, la única carretera existente, atraviesa el valle de Tumbaco y desde ya está saturada. También está en pie la oferta de cubrir el 50 por ciento del valor de la construcción del tren subterráneo, que se estima en 1 300 millones de dólares, pero, por ahora, ese proyecto sigue siendo un hermoso sueño de una noche de verano…
Ahora que el Presidente de la República anuncia que, en acto de justicia, destinará a las provincias amazónicas buena parte del producto del petróleo que se extrae de esa región, también es justo que se revierta a Quito buena parte de su aporte al erario, por concepto de impuestos, que es el mayor del país, para que pueda afrontar sus necesidades atávicas.