Columnista invitado
Ese ser entre real e irreal que emerge de la nada y que realmente no es nada.
Dice la historia o ¿será la ciencia ficción?, que había una vez un ser que apareció y luego se esfumó, apareció por la culpa de alguien y se esfumó por la razón y la sensatez.
Lento y por demás aburrido, tuvo la suerte de liderar, nadie sabe cómo y por qué, pero en definitiva lo hizo. Sus expresiones no emocionan, sus palabras con suerte se escuchan y a veces son tan absurdas que los que están junto a él solo sollozan el tener que oírlas.
Estos seres se cuelan en varios sitios, y a veces de tal manera que impactan en miles de seres humanos, pero como son así, la mayoría de las veces el resultado es ni fu ni fa, pero no siempre. Sorprenden de vez en cuando con acciones positivas y generan avance, son gente como el resto, de harto esfuerzo y enfoque pero que no terminan de dar ese paso conquistador y determinante para que su gestión sea aplaudida de manera contundente. Algunos hasta tacaños son, lo cual ya es un exceso de incompetencia, pero no todos y con eso se colocan en un estado al menos básico.
Un líder emociona, provoca que su gente camine con ellos siempre, a veces de muy mala manera, pero eso no les quita esta característica. Un líder es aquel que aplaude los éxitos de su equipo y que se autoimpone la severa tarea de aplicarse los fracasos. Es esa persona que promete y cumple y que pide le tomen cuentas, es aquel que expone sus errores y pide perdón cuando se equivoca pero nunca claudica en su tarea. Es directo, no esconde nada ni a nadie y cuando se requiere firmeza es el primero en ejecutarla. Un líder es y parece. La gente cree en él a pesar de cualquier tropiezo que pueda tener.
Los Facundos tienen apellido a veces son López y bien obradores, otros medios bolsonaros y de hecho hay también metafísicos y esotéricos. Los tintes son diversos pero no generan el color suficiente para que expongan su pintura. Cuidado nos convirtamos en la tierra de Facundo, prefiero la de Macondo de García Márquez que es larga, pero en sus entrañas enseña mucho.
Tiempos nuevos vendrán y tendremos mejores líderes, o por lo menos, podemos seguir soñando que algún día vendrán. Lo cierto es que nuestros pueblos siguen aguantando, siguen viviendo y luchando a sabiendas que de vez en cuando se nos cruzan estos Facundos que al menos son bastante mejores que los Raficos y los Maduros.
Por cierto ¿ que será del Facundo mayor, en que andará? , ¿cuál será su nueva estrategia? Algún arancel nuevo que aplicar, alguna guerra ficticia que liderar, algún negocio mafioso que arreglar, quién sabe, de pronto estará comprando ladrillos para levantar el muro de la ignorancia, en fin, ya no importa mucho, hay que seguir avanzando, a la final Facundo es irreal.