El tema es potente y merecería una investigación de posgrado, y un tratado interdisciplinar. Pero la ocasión es propicia para reflexionar en voz alta cuando el mundo, la región y nuestro país atraviesan por profundas crisis internas y externas de diversa etiología.
No se trata de elaborar un listado de buenas intenciones o recetas comunes a los textos de autoayuda. Porque los factores de éxito de un país dependen, necesariamente, de enfoques científicos, ideológicos y políticos, desde las raíces de los Estados y variables complejas articuladas a la política, la economía, la educación, la cultura y el ambiente. ¡Y porque la historia enseña!
El pretexto es el libro “Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, de Daron Acemoglu y James A. Robinson, quienes obtuvieron el Premio Nobel de Economía 2024.
Los autores aludidos -sin insultos ni agravios- reconocen desde 2012 que es “necesario una ‘destrucción creativa’ (de lo mal hecho) para construir un Estado de derecho ordenado al desarrollo económico”. Las experiencias sistematizadas en varios países son ejemplos reveladores de por qué ciertos países “escogieron” ser pobres.
Sus conclusiones son patéticas: “el destino económico de un país -dicen- no está determinado por la situación geográfica o el legado cultural, ni por las enfermedades o la fe en los antepasados, sino por las instituciones políticas, con voluntad integradora, que apoyan a instituciones económicas de carácter inclusivo para construir una prosperidad sostenida”.
Los factores de éxito mencionados actualizan a Adam Smith y Douglass North, y reafirman de manera consistente que los países mejoran cuando ponen en marcha instituciones políticas sólidas ordenadas al crecimiento económico que compartan el poder.
El caso del Ecuador debería revisarse según esta mirada: la evolución de las instituciones políticas y económicas, y no desde los resentimientos, las injurias y las acusaciones ideológicas, a veces sin sustento, al culpar a los imperios de nuestras calamidades, pobrezas y fracasos.