Una extraordinaria experiencia

Recordar el pasar de los días, meses y años, cumplir cinco décadas y más, es increíble. ¿Cómo olvidar esos días en los que, para comenzar, veía a los cincuentones como viejos? y reírme hoy porque los que tienen 80, 90 o más, ¡me parecen muy jóvenes! La ley de la relatividad, según el lente desde el cual uno ve la realidad.

Mi vida resultó interesante, con sus altos y bajos, sus lágrimas y sus risas. Poniendo en una balanza, ¡qué rico en experiencias lo vivido! La nostalgia de saltar soga y jugar canicas, dibujar rayuelas y saltar hasta no poder más, las papas fritas sin marca y sobre todo llenas de sabor, sin importar el contenido calórico o si son de semillas transgénicas y menos si las grasas son saturadas o sobresaturadas. Placeres simples: barquillos y helados.

Andar en bicicleta por el barrio con los amigos sin necesitar de vías especiales y que los choferes de los autos no sean tan bravos y los policías sean policías y no como los agentes que no saben qué mismo hacen ni cómo hacerlo. Aquellas épocas cuando los candidatos a alcaldes y concejales eran personas conocidas por muchos y hasta importantes… mejor no meterme por este camino, recordé que estoy nostálgica… La vida no era globalizada pero estaba llena de valores que parecen caminar hacia la desaparición.

Admito que me gustan mucho la vida actual, los celulares y todo lo que con ellos se puede hacer, el conocer más y más rápido de todo lo que sucede en el mundo, el entenderlo mejor y conocer sus culturas. Me encanta que por otro lado somos más conscientes de nuestro alrededor y de cuánto debemos cuidar el planeta; bueno, no todos están tan claros al respecto, hay unos que se han olvidado por completo y sólo hay que ver lo del Yasuní. ¡Desvío otra vez! Se trata, de la paz y tranquilidad adquirida con el pasar de los años, de ese aplomo para decir las cosas como son y pensar con libertad, claro, cuando a uno le dejan. ¡Qué necia!

Estos años tratan de una juventud con experiencia, frente a un espejo, mostrando arrugas de las cuales uno no debe ni deshacerse ni avergonzarse, porque son las huellas de la vida. De ver para atrás y vivir hacia adelante con confianza, si n arrepentimientos porque de lo bueno se goza y de lo malo se aprende. Aprender lecciones de todo aquello que nos duele, nos lastima o molesta para no desperdiciar el pasar del tiempo. Mantener siempre el espíritu joven para respetar e, inclusive a veces, tolerar nuevas tendencias que parezcan increíbles. De ser democráticos desde la casa hasta el gran país y exigir esa forma de vida que es la que soñamos, pero no temer ni dudar cuando de luchar se trate por nuestros derechos. Dejar la prepotencia y nunca creer que el poder nos hace invencibles. Ser libres más no libertinos, ser auténticos y generosos de sentimientos. De todo eso y más se trata esta extraordinaria experiencia: la vida.

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