Lo sucedido en Buenos Aires, con motivo del acto de posesión del presidente argentino Alberto Fernández es insólito. Se desconoce quién, de manera oficial, de acuerdo a la costumbre del Derecho Internacional, representó al Ecuador. En los hechos no importaba la persona ni el cargo, pero de ninguna manera era quien aparece en primera fila con el presidente posesionado y el canciller de la nación argentina; sin embargo, las noticias internacionales informan- foto incluida- que es un ex presidente ecuatoriano procesado por escandalosos casos quién ocupa un lugar de primer nivel en el acto solemne más importante del país amigo. El gobierno argentino saliente o entrante tenía la plena libertad de invitar a quien considerare, ubicarlo y darle todas las expresiones de cariño y respeto. Es un país soberano y lo podían hacer.
Pero el caso de Ecuador es diferente. Argentina a más de ser un país garante del Protocolo de Río de Janeiro, es un eje de las relaciones continentales y mundiales. Si se justifican los viajes del presidente y vicepresidente a España y Qatar, es absurdo que no tengan la perspicacia de observar la dimensión de la posesión en Buenos Aires y enviar un representante a un acto muy importante en la geopolítica continental.
Esperar que los políticos que aspiran a captar el poder- al parecer de la misma tela que los actuales titulares-, eviten pronunciarse por una falla al decoro nacional es explicable por el nivel en que se desenvuelven. Lo que es lamentable es que las bancadas parlamentarias en aras de la dignidad nacional no llamen al Canciller a dar una explicación que justifique la omisión de no enviar una nota de incomodidad diplomática al gobierno argentino. El hecho de que la Constitución establezca que el Presidente sea el jefe y responsable del manejo de las relaciones exteriores, no exime que el parlamento pida explicaciones sobre un hecho que debe ser tipificado como bochorno. Pueden ser correístas, pero hay que cuidar las apariencias.
Las elecciones argentinas y la sustitución de un ensayo derechista por uno del nuevo peronismo, constituye un giro político de estratégica importancia. Un segundo tema que no debe evadirse, es la obligación de la coherencia como parte real y no retórica de la democracia participativa. Es necesario que se explique porque no se apoyará a la ex ministra de relaciones exteriores de este gobierno en su pretensión a la Secretaria General de la OEA y al mismo tiempo, se pase por alto el inicio del nuevo gobierno argentino y expresar éxitos en beneficio de su pueblo.
Sebastián Piñera tuvo razones para no asistir por la tragedia aérea que enluta su país y Uruguay estuvo presente con representantes del nuevo y anterior gobierno. Brasil se olvidó de las groseras expresiones de su primer mandatario y envió al Vicepresidente. Los ecuatorianos estuvieron muy ocupados en el arreglo para las festividades navideñas.
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