Da la sensación de que son pocas las acciones que se han tomado para evitar la amenaza de la flota pesquera china, que se ha instalado frente a las Islas Galápagos.
El 14 de agosto, el país se enteró de que un barco carguero con bandera china fue interceptado en labores de pesca dentro de la Reserva Marina de Galápagos. Se descubrió que en sus bodegas llevaba 300 toneladas de varias especies, incluidas las que están protegidas como el tiburón. Ese mismo día, la Armada también informó que una flota de naves de país asiático realiza labores de pesca frente al archipiélago ecuatoriano.
Si bien es cierto que las embarcaciones (238 hasta el lunes) hacen sus faenas en aguas internacionales, donde no tienen ninguna restricción, los ambientalistas y organismos internacionales advierten que su actividad es una grave amenaza. Esos barcos son capaces de procesar la pesca y enviarla directamente a los mercados.
Solo cinco días después, la Cancillería presentó una protesta formal a China. Este lunes, el presidente Lenín Moreno se quejó de la amenaza de la flota y dispuso a la Canciller realizar todas las gestiones jurídicas y diplomáticas, para que ni esta ni ninguna otra flota pesquera atente contra nuestra riqueza. Dijo que “cualquier nave o flota que pesque ilegalmente en nuestro mar territorial será inmediatamente detenida”.
Desde entonces, hay inquietud por conocer las acciones concretas para parar o evitar que la flota china u otras flotas amenacen a las especies marinas de las Galápagos.
La Armada detectó al grupo de pesca el 17 de julio y sigue vigilante. Sin embargo, tiene limitaciones para el control, pues no cuenta con embarcaciones de gran autonomía.
También es necesario que se explique si hay o no compromisos con China sobre la pesca en esa zona. La Reserva Marina de Galápagos es la segunda más grande del mundo y se caracteriza por tener la mayor biomasa de tiburones. Es claramente un tema que incumbe no solo al Ecuador sino al mundo.