El Comandante Fidel Castro ha dicho recientemente que “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”. Considero que antes funcionaba, al menos para algunos.
Tuve la oportunidad de conocer a Castro gracias a una invitación a la isla de Cuba en el año 1988, de la que formé parte. Debo admitir que mi primera experiencia con un sistema socialista fue muy distinta de lo que habría esperado.
El Gobierno de Cuba alojó a nuestro grupo en una estupenda casa con piscina, en un lujoso barrio suburbano de La Habana donde, antes de la revolución, residían las familias acomodadas y hoy se hospedan miembros del Gobierno, amigos e invitados del Régimen. Nuestra situación contrastaba con la de la mayoría de los ciudadanos cubanos, incluso de los profesionales más reputados, que no tenían otra alternativa que habitar modestas viviendas que se caían a pedazos por falta de recursos para su mantenimiento.
Un ‘staff’ de domésticas preparaba nuestras comidas diarias que, en la mayoría de ocasiones, incluían langosta y otras delicias culinarias que difícilmente formaban parte de la dieta regular del pueblo cubano, a pesar de estar rodeados por el mar. La visita de una semana al bastión socialista del Caribe hizo que algunos de nosotros subamos varias libras de peso.
También tuvimos a nuestra disposición un automóvil Mercedes Benz casi nuevo -que destacaba frente a tantos vehículos de los años cincuenta que circulan en la isla- y que era conducido por un simpático chofer moreno. Injustificablemente en la Cuba ‘sin razas ni clases’ los ciudadanos de color continuaban, hasta ese entonces, desempeñando los trabajos menos calificados, mientras que aquellos de piel más clara desarrollaban actividades profesionales o eran miembros prominentes de la dirigencia política y militar.
La posibilidad de acceder a puestos de primera fila en shows como el del teatro Tropicana y un flujo continuo de cigarros Cohiba y ron Havana Club ‘siete años’, hicieron aún más agradable la surrealista experiencia. Si eso es Socialismo… !Que viva el Socialismo chico!
Por estas y otras razones considero que el ‘sistema’ cubano funcionó alguna vez, pero primordialmente para los líderes del régimen y sus amigos que son los únicos en la isla que tienen acceso a ‘privilegios’ de este tipo. Quizá hoy los problemas económicos son tan graves que el ‘sistema’ ya ni siquiera funciona para la élite gobernante, hecho que explicaría las declaraciones del Comandante Castro.
Hubo aspectos menos mundanos que vale la pena rescatar de la visita en cuestión, como la fascinante personalidad de Fidel Castro y la reverencia y cariño que le demostraban sus humildes compatriotas donde quiera que iba, pero ello será motivo de un artículo diferente.