Éxito con calidad
Por años, como columnista de prensa, legislador y ciudadano de a pie, luché con mucha fuerza contra la proliferación de universidades en este país. En ese empeño enfrenté no solo a los negociantes y aventureros que las impulsaban, sino a los directivos de una época del Conuep y el Conesup, que permitían y hasta promovían esa barbaridad para quedar bien con quienes luego, ya como autoridades universitarias, formarían parte de sus clientelas en esos organismos.
Esa lucha, en la que, por cierto, estuvimos muchos universitarios convencidos de impulsar la calidad y excelencia, resultó infructuosa. Se crearon decenas de instituciones superiores cuyo nivel y resultados, no solo fueron medidos por la opinión pública, sino por los organismos especializados, que al final tuvieron que hacerlas desaparecer, con las consiguientes dificultades para sus alumnos y funcionarios, así como para la sociedad en general.
Conocida como era mi postura contra la inflación de universidades, sorprendió a muchos que, siendo diputado en 2006, no solo hubiera votado a favor, sino que estuve empeñado a fondo en la aprobación de la Universidad Ecotec de Guayaquil.
Pero mi postura de entonces no era una inconsecuencia. Al contrario, era muestra de que no me oponía a nuevas universidades sin más, y que estaba dispuesto a apoyar la creación de aquellas que daban garantías de buen nivel y calidad.
Y en ese caso, esas garantías eran claras, no solo por el peritaje positivo que había realizado la Universidad del Azuay, una institución de calidad, sino porque el gran gestor del proyecto era Roberto Passailaigue, una de las personalidades más respetables de la educación nacional.
De la creación de la Universidad Ecotec son ya casi ocho años. Y su desempeño desde entonces solo ha confirmado las razones por las que apoyé su aprobación. En este corto tiempo ha ido de menos a más en forma sostenida, con un estilo sobrio, sin estridencias, pero firme y sólido en el crecimiento y la calidad. Se propuso mantener una oferta educativa pluralista, laica, con equilibrio de lo técnica y lo humanista. Y lo ha conseguido.
Pruebas visibles de su éxito institucional no son solo sus niveles de crecimiento de alumnos y docentes, sino la consolidación de un espacio académico de buena formación profesional, y la inauguración de un campus propio, levantado en un predio de 190 hectáreas en la vía a Samborondón, que no solo es amplio y moderno, sino bien planificado, con funcionalidad y estética.
La Universidad Ecotec es joven, es verdad. Pero ya puede ser presentada como muestra de una buena institución superior particular, donde no hay negociantes, sino maestros que han invertido en educación grandes recursos humanos, y ofrecen una alternativa de formación a una sociedad que ya la reconoce como un éxito logrado con calidad.