Las evidencias y admisiones reflejan que en ocho años de este cambio de época, que corresponden a dos períodos presidenciales, suficientes para evaluar a un gobierno, los procesos administrativos no han mejorado.
Ya no existe el pretexto de acusar al pasado ni sorprenderse por lo que no han hecho. Al contrario, ha crecido la burocracia y por tanto hay mayor gasto, nuevos ministerios, dependencias y empresas públicas, cambios de nombres, otras normas, leyes y mucha propaganda para justificar lo injustificable. Hoy se rasgan las vestiduras con la reducción de salarios cuando el dispendio y excesivo gasto y el enorme despliegue siguen en otros campos.
La tramitología que continúa reclamando –porque no es nuevo- el sector productivo privado, que es el que genera empleo, divisas e impuestos, no permite avanzar con mayor agilidad. Estos hechos se han vuelto a evidenciar a partir de un hecho positivo: el diálogo del Presidente con representantes del sector privado, aunque se lo hace en momentos complejos y difíciles, apremiados por la crisis económica.
Sin embargo, el tema no pasa solo con escuchar sino procesar, dar respuestas concretas, cambiar y agilizar los trámites. Los discursos, la promoción y el entretenimiento a la gente con otros temas y propaganda, no arreglan los problemas. Al contrario, se represan.
Los mismos empresarios y hasta altos funcionarios reconocen esta demora y vuelven aprometer cambios, que no han llegado. Tanto se habló de la revolución agraria y las quejas siguen igual. Las demandas en este sector son los créditos y los engorrosos trámites burocráticos porque cuando salen del campo les lleva un 37 % de sus actividades; es decir, más de un tercio de su tiempo. Procesos que demoran muchos meses en aprobarse. Registros de calidad que ni siquiera exigen en los países de destino de los productos ecuatorianos.
Cuánto afecta no ser pragmáticos y vivir del sectarismo y el sesgo ideológico, contrario a países que admiran, hacen negocios y recurren a créditos. El caso de la República Popular de China y los acuerdos comerciales que otros han avanzado y reciben sus beneficios. Los vecinos Colombia y Perú y México. Acá en unos casos no se han concretado y en otros han demorado para finalmente adherirse a los países vecinos.
La generación de un buen clima de confianza, estabilidad, reglas de juego claras, no cambios tributarios permanentes pueden permitir mayor inversión como hacen en otros países y así reivindicar al Ecuador como un destino seguro.
Bien por el diálogo con el empresariado, pero hay otros sectores sociales importantes que también forman parte del país y que necesitan ser escuchados y atendidos, no solo en momento de crisis. Tanto desarrollaron los aspectos sociales y de derechos en la Constitución que le hicieron aprobar al pueblo enel 2008 para que hoy les estorbe por falta de apertura democrática y tolerancia.
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