No puedo más, todo va a vuelapluma; diré mi rabia, a que no me ahoguen los motivos de esta angustia indignada, porque me oprime el engaño a los pobres de mi patria, gente de este Ecuador que cree porque ignora, y manipulada por el populismo artero, se resiste a entender, verbigracia, que el ex y sus compinches no se llevaron la línea equinoccial porque no era traducible en contante y sonante. No en vano dejaron allí, desmesurada, la estatua de otro supremo corrupto… ¡Qué destino!
Me hiere nuestra gente ilusionada y confundida en el populismo extremo sufrido estos diez años. A los y las borregos, se les ven las caras verdes desesperanza, secas, sin pensamiento propio, ellos, arrebañados por el ex, (arrebañar, ‘juntar, sin dejar nada’, definición ad hoc para su rapiña de buitres); ellos, “ellitos/as” a los que sobra el cinismo de querer seguir indefinidamente, mientras cunden las evidencias sobre lo que robaron, mintieron, deshicieron, defraudaron.
¿Con qué cara niegan las delaciones diarias?; ¿cómo les cae el pus que revienta de cada noticia cotidiana? Henos aquí sin una obra completa, sin una carretera sin sobreprecio, sin un medio de comunicación sobreexplotado por su rapiña publicitaria: ‘tocados’ el BIESS, el IESS. Al ex, de talento mediocre, cultura nula e irreal sensiblería, le sobran viveza y maldad; de egolatría inmune a la vergüenza, tenía –y lo conserva- el intelecto y la sensibilidad mejor dotados para el populismo, para ilusionar a un pueblo en su mayoría ineducado, pobre y triste. ¡Megalómano rapaz!
Pero hay motivos de esperanza: su candidato ‘seguro’, el que iba a secundarlo hasta la vuelta, el que le facilitaría todo, aceptaría y cumpliría sus órdenes belgas y los secretos de los tres volúmenes (¡qué dirán esos ‘libros’!), le falló. El presidente Moreno le falló rotundamente, al abrirse y abrirnos para descubrir las trampas, mentiras y desórdenes, el robo a mansalva, las razones de la desgracia en que el ex nos dejó sumidos. Moreno no disimuló y predijo, con sencillez amable, lo que los seres humanos de bien de este país esperamos: tener al susodicho en la cárcel, con todos sus secuaces.
¡Lo que habría pasado si el candidato Guillermo Lasso hubiera ganado la presidencia, en lugar del presidente Moreno! El horror sin contradicción posible al que asistimos habría sido endilgado a inventos de la maldad innata en un banquero, como ‘piensan’ los envidiosos verdes, que anhelan desesperadamente ser ellos los banqueros, pero con sus dineros mal habidos en Bielorrusia, en Malta, en quién sabe dónde. ¡Felicitaciones, señor Lasso, resérvese para momentos más felices, que no dudamos, llegarán! ¡Sí a la consulta, sin ninguna duda!
¡Si Odebrecht y nuestro contralor de hoy no hubieran hablado, toditos, empezando por el ex y el que todavía es y no ejerce, felizmente encerrado, y el resto, seguirían dando cátedra de moral pública, solitos, sin crítica, sin permitir preguntas ni dar respuestas: subyugando, avasallando, decretanto, robando, sabatineando, hasta el fin!