Muy orondo el presidente de Bolivia Evo Morales -el primer indígena que llega a esa magistratura- inició el noveno año de gestión en medio de opiniones muy disímiles de sus propios compatriotas. Morales aprovechó la oportunidad para anunciar un proyecto de desarrollo pacífico de la energía atómica, que incluyó el anuncio de la construcción un reactor nuclear.
Al mencionar las realizaciones del lapso más reciente, el Presidente destacó que el crecimiento de la economía se había acelerado desde el 4,5 hasta el 6,5% y que por consecuencia, el ingreso promedio de los bolivianos había pasado de 1 010 a 2 974 dólares, mientras que paralelamente el desempleo se había reducido del 5 2% al 3 2%. Durante el mismo período reveló Morales que las exportaciones fueron de 4 100 millones hasta 12 500 millones. Como trasunto las reservas internacionales habían pasado de 3 000 millones a 14 000 millones de dólares.
Al examinar las causas de estos cambios, los voceros gubernamentales las atribuyeron a la “nueva Constitución” que se puso en vigencia desde febrero del año 2009.
A su vez, el comentario de ciertos observadores académicos fue bastante menos optimista. Ellos sostienen que la economía del país se ha convertido en una modalidad de capitalismo de Estado, y que la llamada ‘judicialización de la política’ permite al Régimen controlar a los críticos y también intimidar a la burguesía empresarial junto con la aplicación de una estrategia de compras y presiones que le ha dado el control del sistema de medios de comunicación y de los mensajes que circulan por todo el territorio nacional.
Hubo por cierto también dos ocasiones en las cuales Morales tuvo que ceder ante la oposición generalizada: una fue el intento de aumentar el precio de los combustibles y la otra, la construcción de una carretera a través del sector correspondiente a una reserva ecológica.
Como el nuevo mandato de Evo Morales recién concluirá el mes de enero del 2015, hay voces que se han pronunciado contra el intento de una verdadera ¡presidencia vitalicia! Lo notable del caso es que durante la época de la independencia latinoamericana ya se ensayó una fórmula de esta índole, por parte del libertador Simón Bolívar, nada menos. Cuando se decidió crear la nueva República, Bolívar ensayó algunas novedades que habían surgido de sus experiencias con el poder político. Así se creó en la Carta la Cámara de los Censores y también la presidencia vitalicia. Tal Cámara vendría a ser un árbitro imparcial entre las otras dos, que velaría por el cumplimiento de las leyes. Además, la presidencia vitalicia, porque entendía que resultaba conveniente una suprema autoridad estable, con poderes muy específicos. Antonio José de Sucre fue escogido para el cargo, pero a los pocos meses de desempeño ya surgieron tales levantamientos, que renunció a él luego que saliera mal herido del brazo derecho. ¡Y ahí concluyó el experimento!