Escribí en mi último artículo sobre los índices de Varieties of Democracy (V-Dem), su preocupante informe sobre el continuo retroceso de la democracia en el mundo y los números de Ecuador en 3 indicadores, los de democracia liberal, los de democracia electoral y los de accountability horizontal, que son los relativos a la rendición de cuentas del Ejecutivo a los otros poderes del Estado y a los organismos independientes, como Contraloría o Fiscalía, en todos los cuales el país presentaba números preocupantes desde el 2006 hasta el 2017, año en el cual empezaron a subir paulatinamente hasta ubicarse, a finales del 2020, en posiciones si bien no ideales al menos no tan alarmantes.
Sin embargo, considero necesario hacer énfasis en el último indicador que resalté en dicho artículo, el de la accountability horizontal, en el que Ecuador, en una puntuación sobre 1, en el 2007 empieza con una calificación de 0,41 y cae en el 2013 a un mínimo histórico de 0,13, recuperándose hasta 0,70 en el 2017 y alcanzando un record de 0,86 en el 2020.
A fin de determinar la calificación en accountability horizontal V-Dem desarrolló, entre otros, un índice denominado “control al ejecutivo” (executive oversight), que, en una escala ordinal numérica del 0 al 4, determina el grado en que organismos independientes de los poderes del Estado están dispuestos a investigar e informar sobre posibles actividades ilegales o no éticas por parte del Ejecutivo. El 0 significa que es “extremadamente improbable”, y el 4 significa que es “seguro o casi seguro”.
La pregunta que hace V-Dem es: “Si los funcionarios del poder Ejecutivo estuvieran involucrados en actividades inconstitucionales, ilegales o poco éticas, ¿qué probabilidad hay de que un organismo que no sea el Legislativo, como un Contralor General, un Fiscal General o un Defensor del Pueblo, los cuestione o investigue y emita una decisión o informe desfavorable?”
Como respuesta a esta pregunta, se encuentra que entre el 2000 y el 2006, Ecuador mantiene una calificación de 1,14 sobre 4 en términos del control del Ejecutivo por parte de estos organismos, la que en el 2007 cae a 0,81, alcanzando un mínimo histórico de 0,38 en el 2012. En el 2017, Ecuador se empieza a recuperar de la caída gradualmente, ubicándose en el 2020 en 2,14, su mejor calificación desde que empezó el último período democrático.
Este índice, como se puede ver, no mide la corrupción del gobierno, que puede ser mucha o poca, sino la capacidad de organismos independientes como Contraloría o Fiscalía, de hacerle rendir cuentas por sus actos, y lo que se encuentra, con los indicadores analizados, es que esa capacidad estuvo reducida al mínimo entre el 2007 y el 2017, aspecto que, junto con los que he detallado en mi artículo anterior, también le pueden ayudar a decidir su voto el próximo 11 de abril.