Europa vs. Mercosur
El Ecuador tiene actualmente vigente un tratado de libre comercio que es extremadamente positivo para nuestra economía. Me refiero al tratado de libre comercio (TLC) conocido como Comunidad Andina, la CAN. Es muy positivo porque beneficia a las empresas ecuatorianas al darles acceso a los mercados de Colombia y Perú y beneficia a los consumidores ecuatorianos al permitir el libre ingreso de productos peruanos y colombianos a nuestro país. Sería una pena perderlo.
Porque esa es una posibilidad en caso de que el Ecuador decida ingresar al Mercosur sería que cerremos el libre comercio con los países de la CAN. Por otro lado, si decidimos firmar un TLC con Europa, no habría ningún problema en seguir con las fronteras abiertas con nuestros vecinos. Por eso es importante diferenciar los efectos que tendría para el país convertirse en miembro de una “unión aduanera” (como el Mercosur) y la firma de un TLC con cualquier país o bloque.
Un TLC, como el que podríamos firmar con Europa, nos comprometería a bajar los aranceles que los productos europeos pagan al entrar en el Ecuador. También nos obligaría a cambiar algunas reglas de propiedad intelectual y de compras públicas, pero lo central serían los aranceles.
En ningún caso tendríamos que subir los aranceles que cobramos a terceros países. Nada cambiaría, por ejemplo, para lo que importamos de la China. Lo único que cambiaría es que los productos europeos se volverían más baratos en el Ecuador (y los ecuatorianos más baratos en Europa). Obviamente, podríamos seguir en la CAN sin modificar ni un ápice la relación comercial con sus miembros. Un TLC con Europa, en palabras de Pablo Lucio-Paredes, sería una manera de “abrir el país hacia el mundo”.
Ingresar al Mercosur, en palabras del mismo analista, equivaldría a “cerrarnos ante el mundo” porque implicaría bajar los aranceles exclusivamente con los países de Mercosur (Brasil, Argentina, Venezuela y Uruguay) y subirlos para el resto de países del planeta. Los productos chinos, por lo tanto, subirían de precio (mientras que los brasileños bajarían).
Esto significaría que habría que salir de la CAN. Claro que ya afuera podríamos negociar nuevos tratados de libre comercio con Colombia y con Perú, pero no sería sorprendente que eso nunca se concrete por la oposición de los empresarios que sufren por la competencia que viene de los países vecinos y por los funcionarios públicos que podrían argumentar ideológicamente (Colombia y Perú tienen gobiernos que priorizan el mercado y prefieren una intervención limitada del Gobierno en la economía). Salir de la CAN sería mucho más fácil que reingresar a ella.
Y un TLC con Europa no es compatible con ser miembro de Mercosur, justamente porque habría que subir los aranceles a los europeos. En conclusión, olvidémonos de Mercosur, concentrémonos en Europa.