La expresión se dio en España como crítica contra el clericalismo en tiempo del generalísimo Franco, cuestionando su alineamiento con el poder.
En los tiempos que vivimos, se pretende imponer silencio a las universidades, de discrepar autoridades, docentes y/o estudiantes con el Gobierno.
Algo similar a lo que se quiere condicionar a los medios de comunicación y al periodismo.
No deben tomar posición, deben ser acríticas. Dentro del entorno del Gobierno, comentando los cinco años de la actual Ley Orgánica de Educación Superior, se expresa que ahora las universidades solo son casas de estudios. ¿Será porque sus actores han enmudecido?
Las universidades deben ser críticas, como condición misma de su existencia, propiciando la diversidad del pensamiento. Se requiere, a su interior, una activa participación de todos sus estamentos, no solo votando en procesos de elección y en ejercicio efectivo del cogobierno; y, al exterior, pronunciándose sobre los temas del país y del mundo, en los escenarios académicos, también en la investigación y en la propuesta.
Y no se diga que una universidad crítica es necesariamente violenta. Mientras hay un efectivo cogobierno y apertura, cualquier provocación de violencia se silencia.
He leído que Enrique Ayala Mora concluye en los próximos días su período de rector en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, y que habría el riesgo de penetración gubernamental en esa institución.
Esa Universidad es un modelo de un trabajo colectivo con un excepcional líder. Junto a Enrique nadie puede restar. Con él aquello sería imposible, solo se puede sumar.
Es que él como ser humano, político, académico, maestro, rector, honra tales condiciones, porque las ha ejercido con profunda honestidad. La miseria humana, la envidia o el egoísmo no tienen espacio en su espíritu.
Asumió ser socialista revolucionario y lo ha practicado en democracia y con tolerancia, en los escenarios en que lo ha evidenciado, en la militancia y la dirigencia política, así como en la calidad de legislador, a la que llegó en varias ocasiones por elección popular. Ayala no calla y a él no se le condiciona.
En la Universidad ha demostrado que respeta a todos, por eso esta ha sido de espacios abiertos. Bien podría autodefinirse con la frase “aquí se piensa y se expresa, en las coincidencias o en la diversidad”.
Leí que por no callar, quienes tienen hoy el registro del Partido Socialista Ecuatoriano, lo estarían expulsando de la organización política. A su pensamiento, no le ofende quienes solo hagan la tarea encomendada.
Paradoja de los tiempos: hacer mérito ante el poder, alinearse con este, puede generar recompensa de quien se sienta servido, pero siempre desprecio de quienes creen en otros valores.
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