Sebastián Borja Silva
La difícil situación que vive el Ecuador genera la pregunta de cuáles serán las consecuencias que nuestra sociedad deberá enfrentar en el corto, mediano y largo plazos. Es indudable que el principal efecto que tendremos que afrontar será el desempleo.
Las actividades productivas están sufriendo una importante disminución de la demanda de bienes y servicios, lo cual es innegable. Si, además, hay poquísimas señales que inviten a invertir y a recuperar la confianza, el panorama en la generación de empleo se torna muy sombrío.
Los jóvenes, sin duda alguna, serán los más afectados. No solamente porque la falta de empleo les limitará severamente oportunidades inmediatas de insertarse en el mercado laboral formal, sino por el tiempo que eventualmente perderán si no se toman medidas rápidas, concretas y prácticas que reviertan la situación de poca inversión y desconfianza. Se debe discutir seriamente lo que viven actualmente nuestros jóvenes y qué futuro les ofrece el Ecuador.
El Banco Mundial publicó recientemente un interesante estudio sobre los ‘Ninis’ en América Latina. Se conoce de esta manera a los jóvenes entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan. En Brasil se les conoce como Nem-Nem “nem estuda, nem trabalha”. El documento indica de manera detallada cómo este importante grupo social reclama políticas públicas de largo aliento, que les brinde oportunidades de mejorar su educación y posibilidades reales de acceder a diversas actividades laborales.
Según el mencionado análisis, una quinta parte de los jóvenes latinoamericanos no estudia ni trabaja. Son más de 20 millones en todo el continente; es decir, dos millones más que la década pasada. El 60% proviene de hogares pobres o vulnerables y el 66% son mujeres.
Como se ve, el tema de los ‘Ninis’ va adquiriendo cada vez mayor importancia en los diferentes análisis sociales y económicos. De acuerdo al Banco Mundial, cuando aumenta el número de ‘Ninis’ se afecta severamente a la sociedad en general, debido a los efectos negativos relacionados con la productividad, la violencia y el crecimiento económico.
¿Qué vamos a hacer o estamos haciendo en el Ecuador para que la crisis económica no aumente dramáticamente el número de ‘Ninis’? Hay que tener presente que este grupo de jóvenes posee una inmensa creatividad e imaginación propias de su edad, que espera una oportunidad de trabajo. Es una pregunta que dejamos planteada a quienes dirigen o pretenden dirigir el país.
Las reformas laborales recientemente propuestas, relativas a la ley de pasantías y la iniciativa del primer empleo, aunque tardías, son positivas. Pero nada será suficiente si no hay un ambiente de confianza que garantice la inversión, el emprendimiento y la paz social. Solo así vendrán nuevas oportunidades y mejores días para todos, en especial para nuestra juventud.