En el siglo XX, a partir de la década de los cincuenta, los países latinoamericanos, bajo el auspicio de la recién creada Comisión Económica para América Latina y El Caribe, dio inicio a lo que se dio en denominar como una estrategia de desarrollo hacia adentro, basada en la premisa de que los países debían montar industrias que produzcan bienes que sustituyan aquellos importados del resto del mundo.
Se creó un marco legal para estimular las inversiones privadas en el sector industrial. Se otorgaron jugosos beneficios tributarios, y se protegieron a las nacientes industrias de la competencia extranjera mediante altos aranceles a los productos que competían con los nacionales. Así mismo, la política cambiaria se asentaba en un tipo de cambio fijo, que permitiese mantener estables los precios de los bienes de capital y de las materias primas necesarios para la producción nacional. Luego se dio paso a la estructuración de acuerdos regionales de integración productiva basados en la misma filosofía. Los burócratas asignaban a cada país los sectores en los cuales debían especializarse e integrase.
En el mismo siglo, la crisis de la deuda en los ochenta, se encargó de poner de manifiesto las limitaciones que tenía el modelo, cuya “materia prima” principal era la de disponer de divisas suficientes para poder producir y poner a andar la maquinaria industrial. Con la crisis el modelo colapsó. Luego a finales de la década de los ochenta se replanteó la orientación del modelo, por otro que se oriente hacia el exterior en busca de mercados ampliados que permitiesen expandir la producción industrial.
Como parte de la estrategia de desarrollo se hacía necesario replantear los esquemas de integración, dando paso a los acuerdos de libre comercio e inversión productiva. Los países de Asia, antes que los latinoamericanos, con el apoyo de sus respectivos gobiernos comenzaron a mirar hacia afuera.
Surgieron los llamados tigres asiáticos. La economía China bajo un nuevo liderazgo, creo las zonas económicas especiales para promover la inversión extranjera para la fabricación de productos que luego serían exportados. Aprovechando la mano de obra barata, China comenzó de manera sostenida a invadir los mercados con productos manufacturados por sus nuevas industrias.Adicionalmente, China necesitaba de una moneda subvaluada para estimular sus exportaciones y restringir el consumo interno.
Hoy, ante los graves desequilibrios externos, se está presionando a China que revalúe su moneda, como paso previo para que en el futuro sea el mercado el que determine su valor.
Para corregir los desequilibrios externos, y evitar nuevos desajustes en la economía mundial, se hace necesario que China cambie la orientación de su modelo y mire más hacia adentro, que hacia la acumulación de reservas.